La semana pasada, la agencia de rating S&P elevó el rating de España de «BBB+» a «A-» y le ha dado una perspectiva positiva citando su «desempeño económico y presupuestario general», que no se ha visto obstaculizado por las tensiones políticas en Cataluña. La subida de la nota fue casi cantada, después de que Fitch y o las agencias ya mejoraron la calificación.
En concreto S&P ha comentado: «Esperamos que el PIB de España crezca más rápido que la media de la zona euro en el período 2018-2021, y que el déficit presupuestario del gobierno continúe reduciéndose».
Ya hay tres agencias (S&P, Fitch y DBRS) que sitúan a España en el grupo de mejor calificación (Zona A), lo que se refleja en la evolución de la prima de riesgo, que se encuentra en mínimos de los últimos ocho años. El diferencial se encuentra hoy en día en un entorno de 75 puntos básicos frente a los 115 puntos básicos de diciembre de 2017.
S&P destaca que en relación al riesgo político de Cataluña, sigue bajo el dominio directo de Madrid (en referencia a la aplicación del artículo 155), que se impuso después de que la autonomía catalana declarara su independencia en octubre. Esto ha permitido que España haya registrado un crecimiento superior al 3% en 2017 por tercer año consecutivo.
La medida se produjo después de que el Banco de España aumentara e su previsión de crecimiento para 2018 del 2,4% al 2,7%, ya que el gobierno planea reducir el impuesto sobre la renta para algunos trabajadores y aumentar los salarios de los funcionarios públicos.
Sin embargo, esta reducción en la carga tributaria llevaría a una caída más lenta del déficit público este año, que prevé alcanzará el 2,5% del PIB, aún por debajo del límite del 3% establecido por la Unión Europea. Por su parte, El gobierno español había previsto un déficit del 2,3% en 2018. También, se espera que el Gobierno apruebe su presupuesto para 2018 a finales de marzo, muy tarde debido a la crisis de secesión en Cataluña.
Marc Fortuño