Uno de los grandes problemas que se enfrentará la humanidad en los próximos años, en el ámbito demográfico, es el envejecimiento de la población y su baja natalidad. Una característica que se da en especial en economías desarrolladas cuya esperanza de vida ha aumentado en los últimos años. En base al informe «An Aging World: 2015» (Un mundo envejeciendo:2015), la población mundial está envejeciendo a un ritmo sin precedentes con el 8,5% de las personas en todo el mundo superando los 65 años de edad. De acuerdo con las proyecciones demográficas del informe, en 2050 sería el 17% de la población mundial la que se situaría en un tramo de edad superior a los 65 años.
En la actualidad, los países con mejor esperanza de vida son: Japón (83,1 años) , Italia (82,9 años), Suiza (82,7 años), España (82,4 años) y Australia (82,1 años). Asimismo, en general toda Europa destaca por tener la mejor esperanza de vida del planeta. En todo el planeta la esperanza de vida hoy por hoy es de 68,5 años, y se proyecta que para el año 2050, la esperanza de vida aumentará casi ocho años hasta ubicarse en los 76,2 años de edad. Asimismo, la población mundial de edad muy avanzada (las personas de 80 años o más) se espera que tripliquen entre 2015 y 2050, desde 126,5 millones hasta 446,6 millones de personas.
¿Quién será el perjudicado de este panorama demográfico?
Los cambios de población pueden tener un efecto significativo sobre el comportamiento de los inversores y los valores de renta variable. Las estimaciones de población son relativamente fiables y el grupo que en general más invierte se moverá cada vez más hacia la jubilación y fuera de la renta variable, hacia los activos de renta fija.
De hecho, los baby boomers fueron en gran parte responsables de los «rugientes años 90» en los que la inversión de capital era tan rentable. Los grandes inversores, personas de mediana edad entre 40 y 59, se reducirán en número cada vez. Esto podría dejar una brecha en la demanda de inversiones.
El sector sanitario, el gran beneficiario
Si hay un sector que realmente se beneficiará de esta tendencia demográfica es el sector sanitario, ya que los jubilados si algo consumen son productos farmacéuticos. Esto supone, que el el largo plazo la demanda de productos farmacéuticos se acentuará y deberemos disponer de más proveedores de servicios médicos como hospitales y clínicas.
El aspecto más positivo para los inversores de este sector es sin lugar a dudas las patentes ya que son un monopolio otorgado que suponen una barrera de entrada para que el resto de competidores distribuya un genérico, posibilitando beneficios extraordinarios durante el tiempo de vigencia de la patente.
Sin embargo, antes de lanzarse a comprar farmacéuticas, hay que tener en cuenta los drivers negativos de las empresas que afectan al inversor. Esta es una industria que está muy afectada por los datos de ensayos clínicos, y las sorpresas sobre los resultados de los datos pueden afectar el precio de las acciones de manera muy brusca, al igual que la pérdida de una patente relevante para la cifra de negocios de la farmacéutica.