La teoría financiera tradicional sugiere que nosotros, como inversores, somos racionales y por ello, buscamos maximizar nuestra riqueza a través de un proceso de inversión y toma de decisiones puramente objetiva, evadiéndonos de toda emocionalidad
Esto tiene sentido total a partir de un punto de vista lógico ¿Alguien invierte con el propósito de perder dinero? Sin embargo, aquí es donde empezamos a tener algunos problemas. El miedo y la codicia son emociones primarias que todos tenemos. ASimismo, como pareja con ellos tendríamos la histeria colectiva (instinto de rebaño).
Si invirtieramos nuestro dinero, encontrándonos en una isla desierta, en la que somos ajenos al mundo exterior y todo el ruido acerca de lo que podía salir mal, las emociones no serían realmente ser un problema para la inversión. Tenemos nuestras inversiones en un horizonte temporal -normalmente hasta la jubilación- y luego esperar hasta que llegamos a nuestros objetivos.
El problema con esto es que no vivimos en un vacío. Las personas se ponen nerviosos acerca de los mercados debido a lo que han escuchado en la televisión, la radio, un artículo o incluso de uno de sus compañeros de trabajo en la máquina de café. Esto afecta a nuestras emociones, mucho!
En el siguiente gráfico se muestra la montaña rusa emocional de un inversor según la evolución del mercado. Estoy seguro de que todos nosotros podemos identificarnos en las estas diferentes etapas, y en su conjunto, cuentan una historia mucho más útil según la fase de mercado.
Nuestras emociones afectan realmente nuestro rendimiento de la inversión, nos guste o no, nuestras emociones pueden llevarnos a tomar decisiones irracionales, basados más en la forma en que se siente que en los propios hechos reales. Simplemente es una forma de vida, parte de la base de cómo los inversores estamos conectados, y que nos pueden afectar a una amplia variedad de aspectos de nuestra vida.
La educación y la información son las claves de todo esto. Cuanto más se sabe acerca de los fundamentos y cómo está estructurado su situación financiera en particular, mejor preparado estamos para tomar decisiones acertadas con base en información sólida. No hay ninguna garantía en el momento de invertir, pero si nos armamos con estos principios y somos capaces de evadirnos de nuestro estado emocional, estaremos más acertados en el largo plazo.
Marc Fortuño
Es inevitable dejarse influenciar por las noticias, el entorno, el resto de inversores, etc. Aun asi no tenemos capacidad real para hacer análisis fundamental, asi que solo nos queda escudarnos en los análisis técnicos. Lo contrario sería engañarnos, y tirar de ‘corazonadas’