La rentabilidad del bono estadounidense a diez años ha ido cayendo en el último año, gracias a las políticas estímulos monetarios de bajos tipos de interés, a una QE que finalizó el pasado mes de octubre y por supuesto a una elevada demanda mundial por la renta fija.
No obstante, vemos que en el mes de Febrero la rentabilidad de los bonos de ha disparado hasta cerrar en el 2%. Esto se debe al hundimiento de los precios de la la deuda por un dato de desempleo extremadamente sólido. ¿Y que tiene que ver el dato de empleo con los bonos? Como sabemos, la Reserva Federal tiene objetivos de empleo y crecimiento, por lo que un buen dato de empleo hace pensar a los inversores que los tipos de interés de la Fed subirán más pronto que tarde. Un escenario de subida de tipos tiene implicaciones negativas sobre el precio de los bonos, por lo que las rentabilidades de los bonos estadounidenses empezarían a incrementarse.
Un apunte interesante es que Michael Temple, director del equipo de análisis de Crédito de los Estados Unidos y a su vez cogestor del fondo Pioneer Funds-Strategic Income ha comentado recientemente: “La Fed subirá los tipos en junio y quizá sea una subida más elevada de lo esperado. El mercado no anticipa esa subida, de hecho el mercado de futuros de los fondos federales está descontando la primera para octubre o noviembre”.
Japón está desarrollando políticas monetarias ultra expansivas, iniciadas en 2013 e cuyo objetivo era duplicar la masa monetaria en los próximos dos años y salir de la espiral deflacionista que se mantiene durante dos décadas. En la actualidad, tiene puesta en marcha una programa de flexibización cuantitativa de 80 billones de yenes, algo más de un billón de dólares.
Vemos que desde mediados de enero, la rentabilidad del bono japonés a diez años se ha doblado hasta cotizar con una rentabilidad del 0,40% y eso se debe a que el Banco de Japón decidió mantener su política monetaria y no ser más agresivos aún si cabe.
Recordemos que la deuda pública de Japón se sitúa entorno al 245% del PIB y la partida intereses acumula el 23% del presupuesto nacional… Si la inflación del país alcanzara el objetivo inflación del 2%, lógicamente el bono japonés ofrecería una rentabilidad igual o mayor para que los inversores no pierdan poder adquisitivo. En el supuesto de una rentabilidad del 2%, el gasto en intereses se dispararía hasta un 70% – 80%, niveles inimaginables en el primer mundo, un «harakiri» en toda regla para declarar un default.
Mejor ni imaginar lo que supone que la tercera economía del mundo haga un default pero seguramente la burbuja tecnológica o la subprime nos parecería un «juego de niños».
Para finalizar, el bund está cotizando con una rentabilidad del 0,37%, comportándose como el mejor activo refugio de la Eurozona. Es más como se puede apreciar en el gráfico, desde el mes de diciembre, la caída de la rentabilidad ha sido más acentuada y eso se debe a que desde entonce ya se estaba descontando el anuncio de una QE europea.
A finales del mes de enero, se anunció la puesta en marcha de la QE por valor de 60.000 millones de euros, distribuidos en 45.000 en bonos del Tesoro y el resto en activos privados. Como se puede observar, tras el anuncio la rentabilidad del bund se ha desplomado quedando por debajo de la rentabilidad del bono japonés.
Un aspecto muy interesante es que los bonos alemanes con menor vencimiento hasta los cinco años cotizan con rentabilidades negativas. Más bien parece que se esté especulando de forma extrema con la subida de los bonos que a los inversores se les pase por la cabeza adquirir bonos germanos para mantenerlos a vencimiento ¿Quién desea rentabilidades negativas para su inversión?