Los ETF’s (Exchange Traded Funds) son fondos cotizados de gestión pasiva cuya misión es la de replicar (no superar) el comportamiento de un determinado índice o benchmark . Para suscribir o reembolsar este producto el inversor institucional acudirá al mercado primario y se determinará el importe mínimo establecido por el gestor del ETF que dependeráde los valores integrados en él, así como el peso o ponderación que le corresponda, en cambio en el mercado secundario, los inversores podrán negociar con las participaciones como si de un valor más se tratara.
Conceptualmente, estos productos los podríamos ubicar entre las acciones y los fondos de inversión ya que por un lado permiten la operativa intradiaria de compra-venta gracias a la liquidez ofertada y por otro, adquiriendo este producto, estamos expuestos a la evolución de diversos instrumentos financieros como pudieran ser bonos o acciones, dependiendo de las características propias del índice en cuestión. La gran parte de estos productos de inversión se dirige a copiar las oscilaciones de los principales índices bursátiles, no obstante, para aquellas estrategias más específicas, podemos encontrar ETF’s sobre emergentes, sectoriales, divisas, commodities y mercados de renta fija.
La gran ventaja a los fondos de inversión y motivo por el cuál cada vez son más demandados es que su gestión pasiva se traduce en unas comisiones de gestión mucho menores que abarcan una horquilla entre el 0,09% y el 0,3%. Debido a su cotización, son una buena herramienta que permiten a los analistas evaluar la evolución de un determinado mercado de acuerdo con la evolución de su respectivo ETF.
El gestor del fondo es quién determina el valor liquidativo de cada participación y hace las operaciones oportunas para que su evolución no se desvincule de la evolución del índice subyacente. Entre otras funciones el gestor puede emitir y reembolsar las participaciones que seguidamente se negociaran en el mercado y además suele dedicarse a la tarea de difundir y promocionar las características del ETF gestionado.
La fiscalidad de los ETF’s es la misma que la de las acciones, por lo que los beneficios al tipo marginal de la renta del trabajo. Pasado un año desde la obtención, los beneficios tributarán sobre la renta del capital sobre los tipos marginales 21% hasta 6.000 euros, 24% hasta los 24.000 euros y el 27% se aplica al resto.
La historia de este producto de inversión nace, como no, en Estados Unidos en el año 1993 con la aparición de SPY (spider) cuyo objetivo es la de replicar el comportamiento del S&P500 y en la actualidad es el ETF más líquido del mundo ya que negocia una media de 27.000 millones diario. En Europa, siempre vamos algo más retrasados, y empezamos a conocer la existencia de los fondos cotizados entrando en el segundo milenio.
Mientras el común de los mortales solemos adquirir productos financieros tales como planes de pensiones o fondos de inversión, depositando así la confianza y nuestros ahorros en la capacidad del gestor para aportar un plus de rentabilidad que ofrecida por el mercado, los grandes, denominados como inversores institucionales, están encontrando en los ETF’s el producto de inversión perfecto para incorporarse en un determinado mercado, de hecho, la demanda de los ETF’s ha ido creciendo en España y gozan de una gran popularidad ya que permiten una mejor gestión de sus posiciones en los mercados.