El comisario europeo de Economía, Pierre Moscovici, pedirá hoy al gobierno populista de Italia que «revise su presupuesto», una decisión sin precedentes. La Comisión, el brazo ejecutivo de la UE, revisa los presupuestos de las 19 economías de la zona euro para comprobar el cumplimiento de su déficit y otras normas.
Y todo parece indicar que habrá choque de trenes… El viceprimer ministro Matteo Salvini ha insistido en que Italia se ceñirá a su presupuesto a pesar de que la Comisión Europea lo rechace, informaron los medios de comunicación italianos. Y el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, dijo el lunes a los periodistas que el presupuesto está diseñado para estimular el crecimiento y evitar una recesión.
La propuesta de presupuesto sacudió a Bruselas y a los mercados con su plan de aumentar el gasto global, en lugar de recortarlo, y previendo un déficit público del 2,4% del PIB en 2019. Estos niveles representan el triple de la cantidad prevista por el gobierno anterior y se acercaría al límite del 3% de la UE.
A su vez, agravaría la ya enorme montaña de deuda de Italia, con un 130% del PIB, muy por encima del techo del 60% de la UE y sólo superado por el de Grecia en Europa. La actual disputa entre los líderes italianos y la UE sobre el presupuesto ha llevado a la preocupación de que Italia se convierta en «la próxima Grecia» y a la especulación sobre la futura adhesión de Italia a la Eurozona.
En una carta de cuatro páginas dirigida ayer a la Comisión Europea, el Gobierno italiano admitió que su presupuesto «no se ajustaba a las normas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento» que rigen las finanzas públicas de los Estados miembros de la UE. En la carta se dice «Fue una decisión difícil, pero necesaria dado el retraso en alcanzar los niveles del PIB anteriores a la crisis y la dramática situación económica de los más desfavorecidos de la sociedad italiana».
Los inversores se preguntan si las recientes ventas en la deuda italiana obligará al gobierno del país a reconsiderar algunas de sus promesas de gasto. Este choque, entre el mercado y el gobierno, promete volatilidad en un momento en el que los rendimientos de los bonos del gobierno italiano ya han visto movimientos que recuerdan a la crisis de la deuda de la Eurozona. Si el bono italiano a diez años inició el año con una TIR del 2%, las tensiones entorno a Italia han presionado los bonos hasta marcar una TIR del 3,57%.
Marc Fortuño