¿Cuánto ha ganado una empresa en un año determinado? Para contestar a esta pregunta muchos lo que harían es dirigirse hacia la Cuenta de Resultados de la empresa en cuestión y buscar el beneficio neto. Sin embargo, el beneficio neto en realidad es un resultado contable, lo que puede llevar a discrepancias con la realidad que está viviendo la empresa, se suele decir que está plagado de subjetividades por lo que se puede alterar o manipular, tal y como comentamos en el artículo «La manipulación del beneficio contable». Para buscar una medida que se acerque más a la realidad de la empresa deberíamos referirnos al Flujo de Caja Libre (FCL), o free cash flow (FCF) que proporciona una visión más clara de la capacidad de generar efectivo de la empresa durante el efercicio. El FCL al final nos indica el dinero que queda en la caja para ampliar, desarrollar nuevos productos, recompra de valores, pagar dividendos, o bien reducir la deuda.
La metodología de cálculo del Flujo de Caja Libre empleada es la siguiente:
(+) Beneficios netos por explotación (EBIT) (a)
(-) Impuestos sobre los beneficios operativos (b)
(+) Depreciaciones (amortizaciones de activos fijos) (c)
(-) CAPEX (gastos de capital, inversiones) (d)
(+) Provisiones
(-) Δ Fondo Maniobra
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= Flujo de Caja Libre (FCL)
También se puede alcanzar el resultado con el siguiente cálculo:
FCL = EBIT – Impuestos + Depreciaciones – CAPEX + provisiones – Δ Fondo de Maniobra
Hay que ejemplificar las múltiples diferencias entre beneficio contable y flujo libre de caja. Las ventas contribuyen positivamente a los beneficios, mientras que los flujos de caja sólo registran la porción de ventas que suponen entradas de fondos reales ya que han sido cobrados a lo largo del ejercicio contable. Los costes reducen los beneficios, mientras que los flujos de caja sólo registran la porción de costes que suponen salidas de fondos reales ya que han sido pagados a lo largo del ejercicio contable. Las provisiones reducen los beneficios, pero el único efecto que tienen sobre los flujos de caja es a nivel fiscal.
Es importante destacar que a largo plazo, los efectos de los ajustes contables y los cambios en las políticas contables tienden a anularse entre sí, sin embargo, en el corto plazo es posible incurrir en errores e imprecisiones al utilizar estos valores en una valoración, con el fin de paliar estos inconvenientes surge el modelo de flujo de caja libre.
A diferencia de los beneficios o los dividendos, resultado de las decisiones contables, los flujos de caja son el resultado directo de las operaciones de la empresa. Aunque puede ser que haya diferencias entre los flujos de efectivo de los inversores y los dividendos pagados, en el largo plazo deben coincidir. En otras palabras, cuando la política de financiación de la empresa es estable, los fondos que la empresa no desea reinvertir serán distribuidos en forma de dividendos.
Crecientes flujos de caja libres son con frecuencia el preludio de mayores beneficios futuros. Las empresas que experimentan crecientes FCL es debido al crecimiento de los ingresos, mejoras en la eficiencia del proceso productivo, la reducción de costes, etc. Es por eso que muchos inversores que comparten la filosofía value aprecian FLC como medida de valor. Cuando el precio de las acciones de una empresa es el flujo de caja baja y libre va en aumento, lo más probable es que las ganancias y valor de las acciones se moverá en la misma senda.
Por el contrario, la reducción continua del FCL señala problemas en el futuro. Ante la falta de flujo de caja libre decente, las empresas no son capaces de mantener el crecimiento del beneficio. Un insuficiente FCL puede obligar a una empresa a que termine aumentando sus niveles de deuda o peor aún, una empresa sin suficiente FCF no puede tener la liquidez a mantenerse en el negocio, deteriorando finalmente el balance.
Al igual que en el beneficio contable, los inversores también deben ser conscientes de que las empresas pueden influir en el FLC alargando el tiempo que tardan en pagar las cuentas (preservando así su dinero en efectivo), reduciendo el tiempo que se tarda en cobrar, y también posponiendo la compra de inventario. Sin embargo estas alteraciones tendrán una repercusión en el tiempo ya que la empresa debe seguir con su actividad económica.