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La Eurozona pasa página en su período más oscuro cuando Grecia completó formalmente todas las reformas de su programa de rescate. A cambio, los países de la Eurozona ofrecieron al país más de 276.000 millones de euros en ayuda financiera desde 2010 para evitar un impago.
Ahora el país está listo para salir del programa de rescate el 20 de agosto, pero sólo después de que los ministros de finanzas de la eurozona sellaran finalmente un acuerdo para reducir la enorme carga de la deuda del país del 178% de su PIB, la más alta de la Eurozona y la segunda más alta del mundo por detrás de Japón.
La mayor parte del dinero prestado a Grecia provino de los socios de la zona euro, ya sea a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad o de su predecesor, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FESF). La renegociación de los bonos griegos, concluida tras una intensa negociación entre Alemania y el Fondo Monetario Internacional (FMI), es clave para asegurar que el gobierno pueda volver a los mercados para financiar sus necesidades.
Los ministros de finanzas de la Eurozona han logrado alcanzar un acuerdo para poner punto y final a la era de rescates. Como parte del acuerdo, Grecia no tendrá que reembolsar ningún préstamo ni intereses sobre unos 100.000 millones de euros prestados por el Fondo Europeo de Estabilización hasta 2033, y el plazo de vencimiento se ampliará en 10 años.
Grecia también recibirá cada semestre, y hasta 2022, los beneficios obtenidos por el BCE con sus bonos griegos, alrededor de 4.000 millones de euros. El país también recibirá un tramo final del MSU por valor de 15.000 millones de euros, que se utilizará para cubrir las necesidades de deuda del país. En total, el país saldrá del programa con una reserva de efectivo de 24.100 millones de euros, suficiente para cubrir todas sus necesidades financieras soberanas hasta el verano de 2020.
Como parte del paquete de medidas, el Eurogrupo no incluyó el mecanismo previamente considerado para reducir aún más la carga de la deuda a largo plazo en función del crecimiento económico.
En cambio, los ministros de finanzas de la Eurozona acordaron revisar la sostenibilidad de la deuda griega tras el período de gracia de 2032. Los ministros estudiarán la posibilidad de adoptar medidas adicionales en caso necesario para garantizar que el reembolso de la deuda no represente una pesada carga para la economía (es decir, que sus necesidades brutas de financiación se mantengan por debajo del 20% de su PIB cada año).
Pero las nuevas medidas de deuda, y las adoptadas ayer, requerirían el cumplimiento por parte de Grecia de una estricta senda fiscal durante las próximas cuatro décadas. El país tendría que alcanzar un superávit primario del 3,5% del PIB hasta 2022 y una media del 2,2% a partir de esa fecha y hasta 2060 para garantizar la sostenibilidad de la economía.
Marc Fortuño
