En las últimas sesiones estamos viendo una gran volatilidad en los índices bursátiles estadounidenses. En concreto, el S&P500 ha llegado a corregir un 12% desde máximos históricos hasta alcanzar los mínimos del martes 25 de agosto en los 1.865 puntos. Este duro impacto en este mes de agosto y el posterior rebote de un 6,4% en las sesiones del miércoles y el jueves, ha llevado a muchos inversores a preguntarse: ¿Ha pinchando la burbuja bursátil de Estados Unidos?
En primer lugar hay que entender por qué la bolsa de Estados Unidos se encuentra en burbuja y para ello sólo hace falta echar un vistazo a las valoraciones bursátiles con diferentes ratios:
– El PER de Shiller está por encima de 27 veces, estos niveles son superiores a las burbujas generadas en los años 1929 y 2007 e inferiores al año 2000.
– La Q-Ratio (Valor de mercado / Valor de los activos) del mercado es de 1,11, cuando el promedio histórico se encuentra en 0,70 y sólo en la burbuja de las punto.com se superó dicha cifra con una ratio de 1,64.
– La ratio Wilshire 5000/PNB, o también conocido como el indicador de Buffett, se encuentra en el 125,2%. En la serie histórica de esta ratio, sólo el techo de la burbuja se las punto.com, animado por la exuberancia irracional, mostró una sobrevaloración superior en el 148% y por el contrario, en el techo de la burbuja de las subprimes la ratio alcanzó el 110%.
Por lo general, muchos inversores siguen muy de cerca la curva de rendimientos de los bonos estadounidenses porque tiende a anticiparse a los cambios de los ciclos bursátiles. Teóricamente si comprometemos nuestro dinero a un mayor plazo, debido a que el riesgo es mayor y habrá una cierta inflación, exigiremos un retorno mayor por lo que en condiciones normales los intereses los bonos de mayor plazo serán superiores a los bonos de un plazo menor, formando una curva de rendimientos ascendente. Antes de iniciarse un mercado bursátil bajista, la curva de tipos se invierte porque los inversores perciben un mayor riesgo en el corto plazo que en el largo plazo, y adquieren títulos de deuda pública de corto plazo.
Actualmente la curva de rendimientos de los bonos estadounidenses nos muestra por ejemplo que el bono a dos años cotiza a 0,68%, mientras que el bono estadounidense a diez años cotiza a 2,18% por lo que en principio podríamos afirmar que no hay señales de un mercado bajista porque la cuerva es ascendente. No obstante, existe un problema, y es que las diferentes QE de la Reserva Federal tenían como objetivo que el gobierno se siguiera financiando y al intervenir excesivamente el mercado de deuda, esté indicador, que es uno de mis preferidos, a día de hoy no tiene una utilidad práctica y ha quedado totalmente desvirtuado.
Hasta el jueves, el S&P 500 cayó un 7,5% desde los máximos recientes, después de haber caído 11% a principios de esta semana. Técnicamente un mercado bajista se define cuando se produce una caída en la renta variable acciones del un 20% desde los máximos recientes, por lo que en base a esa definición aún no ha pinchado la burbuja de bursátil en Estados Unidos. Hasta ahora con los datos que tenemos sólo podemos hablar de pánico puntual debido a que el VIX de volatilidad llegó hasta 42 el lunes pasado y en las últimas sesiones ha estado descendiendo hasta encontrarse al nivel 26.
Pero, y siempre hay un pero, esta situación podría girarse en breve y estar viviendo un «rebote de gato muerto» por el cierre de posiciones cortas, un simple respiro puntual para seguir cayendo… Un hecho bastante probable con las valoraciones anteriormente citadas. Es más, el estratega global de Societe Generale, Albert Edwards, cree que la probabilidad de que estemos en un mercado bajista es del 99,7%. Está afirmación no es casual sino como consecuencia de un modelo que desarrolló su compañero Andrew Lapthorne, en el que se combina variables vinculadas a la renta variable, macroecoconómicas y fundamentales. Dicho modelo acertó perfectamente en el año 1993, en el año 2000 y finalmente en 2007.
Para finalizar, me comentaban hace poco referente a estas caídas sobre si los Bancos Centrales no lo «dejarían morir». Está frase resume perfectamente el sentimiento generalizado de este mercado alcista alimentado a base de QE de la Reserva Federal y recompras de acciones. La Fed podría hacer una cuarta o un quito programa de flexibización cuantitativa para que el mercado intente aguantar pero por mucha intervención que imaginemos, no se pueden eliminar de un plumazo el ciclo natural de los mercados que es corregir a base de caídas o batacazos las sobrevaloraciones bursátiles y cuanto más altos sean los niveles de exuberancia irracional, más dura será la caída, como en Japón que tras 25 años aún no ha vuelto a recuperarse de los máximos de su burbuja inmobiliaria.