A sólo un mes de las elecciones presidenciales y parlamentarias, Turquía está lidiando con la agitación monetaria que ha alimentado la aprensión sobre la capacidad de Ankara para contener sus crecientes problemas económicos.
No hace mucho, en 2007, el dólar valía 1,3 liras turcas. Esto está muy lejos de lo que la lira ha caído en las últimas semanas mientras el banco central observaba desde la barrera, refrenado por la aversión de un presidente a subir los tipos de interés.
El 23 de mayo, la lira cayó a un mínimo histórico de 4,92 frente al dólar, perdiendo hasta un 5% de su valor, antes de que el banco central finalmente subiera los tipos de interés en un movimiento de emergencia para salvar la divisa y calmar a los inversores. Sin embargo, dada la crisis de confianza que azota a los mercados, el precio del dólar podría romper la barrera psicológica de las 5 liras antes de las elecciones del 24 de junio.
A pesar de que la lira había caído todos los días menos tres este mes, las esperanzas del mercado de que se produjera una intervención del banco central no se cumplieron. El dólar retrocedió durante sólo unas horas antes de volver a dispararse a falta de una medida contundente.
La emisión de moneda se produjo en la cima del viaje de Erdogan a Londres del 13 al 15 de mayo, lo que sacudió gravemente la confianza de los inversores extranjeros en Turquía. En una serie de entrevistas y reuniones con gestores globales, Erdogan decepcionó a todos los que esperaban que aprovechara la oportunidad para disipar las dudas sobre la gestión de la economía.
En lugar de tranquilizar a los inversores, abogó por políticas que desafíen la ortodoxia económica y declaró su intención de asumir una mayor influencia sobre los tipos de interés si gana las elecciones, burlándose de la independencia del banco central.
En el país, la gente ha estado cambiando a divisas fuertes para proteger sus ahorros contra la inflación creciente, lo que ha impulsado la demanda de divisas. Las empresas privadas, que tienen un déficit neto de divisas de 223.000 millones de dólares, también están impulsando la demanda como compradores de divisas fuertes deseosos de minimizar los riesgos futuros.
Según el banco central, una deuda externa de casi 188.000 millones de dólares tiene que ser renovada en los próximos 12 meses. A esto se añaden las necesidades de financiación para un déficit de la balanza por cuenta corriente de más de 50.000 millones de dólares y la cantidad de fondos exteriores que Turquía necesita conseguir en los próximos 12 meses asciende a unos 230.000 millones de dólares. Pero mientras la demanda de divisas crece, pocos están dispuestos a vender antes de que se despejen las incertidumbres económicas.
Marc Fortuño
Un comentario
Pingback: Artículos recomendados para inversores 244