El EBITDA es el equivalente español al resultado operativo o beneficio por operaciones. Es un acrónimo del término anglosajón Earnings Before Interests, Taxes, Depreciation and Amortization, que se utiliza como indicador de rentabilidad de las empresas, aunque no sea propiamente un ratio o índice. El EBITDA mide la generación de fondos de la empresa sin tener en cuenta la carga financiera, ni el impuesto de sociedades ni las amortizaciones, es decir, sólo considera la actividad productiva de la empresa.
El EBIDA puede ser calculado por dos vías diferentes. En primer lugar, partiendo de los ingresos y sustrayendo los gastos operativos EBITDA = Ingresos – Gastos Operativos; en segundo lugar, partiendo del Resultado de Explotación, conocido por el acrónimo EBIT, del inglés Earnings Before Interests, Taxes. Al valor de partida, EBIT, se le sumarán las cantidades reservadas para provisiones y las dotaciones a amortizaciones productivas del periodo EBITDA = EBIT + Amortizaciones + Provisiones.
Para realizar una lectura correcta del EBITDA y diferenciar el concepto de EBITDA respecto la Cuenta de Pérdidas y Ganancias, es necesario entender por qué se han excluido de su cálculo una serie de partidas como son la amortización, las provisiones, los intereses financieros y por último el impuesto de sociedades.
En referencia a las amortizaciones, las inversiones realizadas por la empresa no necesariamente serán productivas en ese periodo y reducen los beneficios de la empresa en ese periodo. Eliminándolas, se evita que la estrategia penalice los resultados del periodo. Las dotaciones a la amortización en cada período dependerán del método de amortización utilizado. Eliminándolas, se evita la discrecionalidad contable de elegir un método u otro.
Las empresas ante el riesgo de situaciones desfavorables (multas, pleitos, demandas judiciales, etc.), reservan fondos suficientes, denominados provisiones, para garantizar su solvencia en el caso de que el riesgo se materialice en una pérdida económica, estos fondos se obtienen de los beneficios del periodo y por tanto reducen los resultados de la empresa. Claramente, estas dotaciones no son de naturaleza productiva. Las dotaciones a provisiones en cada período dependerán de los criterios contables y directivos. Eliminándolas, se evita la discrecionalidad derivada de la interpretación de la existencia o no del riesgo económico.
También al valorar en el EBITDA, no se tiene en cuenta los intereses financieros o lo que es lo mismo, el cómo se financia la empresa, para medir únicamente la capacidad productiva de la sociedad.
La carga impositiva también queda obviada del EBITDA, ya que la fiscalidad impuesta por el Estado repercute finalmente en el Resultado del Ejercicio de la sociedad, una vez realizados los ajustes de consolidación y corregido la doble imposición en la actividad.
Para finalizar, el EBITDA nos permitirá comparar la actividad de una empresa con otras. Sin embargo, en determinadas condiciones de endeudamiento, inversión o materialización de los cobros y pagos, puede inducir a errores, siendo en estos casos especialmente necesario contrastar sus resultados de forma conjunta con otros métodos de análisis financiero de la empresa.