En Estados Unidos existen dos índices bursátiles ampliamente seguidos por los inversores, el el Dow Jones Industrial Average (DJIA) y Standard and Poor’s 500 (S&P 500).
La principal diferencia entre ambos índices reside en su cálculo. El Dow Jones se establece mediante un precio promedio ponderado de 30 acciones, es decir, aquellas empresas con precios más altos en sus cotizaciones, asumen un mayor peso dentro del índice. Por su parte, el S&P 500 es un índice ponderado por el valor de mercado de 500 acciones.
El Dow Jones está compuesto por 30 de las empresas más grandes y de mayor reputación en los Estados Unidos. En referencia a los sectores, encontramos una amplia gama de industrias, exceptuando transporte y los utilities. Los criterios para que una empresa consiga entrar en el Dow son vag0s; las empresas son líderes en su industria y de gran tamaño. Los componentes en el Dow Jones no cambian a menudo, ya que debe existir un cambio importante en una empresa para que sea retirada del índice.
El S&P500 se compone de 500 grandes empresas de un gran número de industrias, recogido sobre la base de los siguientes criterios: Capitalización de mercado de más de 5.300 millones de dólares. Adecuada liquidez medida por el precio y volumen y debe tener un free float superior al menos 50%.
Ambos índices son utilizados por los inversores para determinar la tendencia general del mercado de valores de Estados Unidos. Sin embargo, el S&P 500 es quién tiene más relevancia, ya que incluye una mayor muestra de valores estadounidenses y debido a que el S&P 500 sigue el mercado de valores ponderado, se asegura que un cambio del 10% en una acción de 20 dólares afectará el índice del mismo modo que un cambio del 10% en una acción de 50 dólares. El Dow Jones, por el contrario, es el precio ponderado, lo que significa que la media se ve afectada considerablemente más por las grandes acciones dentro de su composición.
Si hay que elegir entre invertir en un ETF que replique al Dow Jones o bien al S&P500 se recomienda éste último. La razón es que en el Dow Jones el precio de las acciones de estas empresas puede fluctuar considerablemente en periodos cortos. Como resultado, los productos de inversión que replican el comportamiento del Dow pueden experimentar importantes beneficios a corto plazo y también grandes pérdidas.
Sin embargo, existe un punto positivo a destacar del Dow Jones, y es que existe una diferencia significativa entre el riesgo del negocio de las empresas que componen el Dow y la volatilidad del índice. Esto se debe a que las empresas que componen el Dow Jones representan 30 de las empresas más bien establecidas en el mundo. Por lo tanto, el riesgo de cada negocio es relativamente bajo, ya que es muy poco probable que se dirijan a la quiebra.
Marc Fortuño