En las finanzas corporativas, los activos líquidos son aquellos que se pueden utilizar para pagar las deudas apresuradamente. Los ejemplos más comunes de activos líquidos son el efectivo, ya sea en depósitos bancarios, o valores negociables como acciones y bonos.
Si una deuda vence repentinamente, la forma más sencilla de cumplir con esa obligación es con efectivo. La moneda física es el único activo verdaderamente líquido, ya que representa el capital en su forma más accesible. Debido a que los fondos depositados en cuentas corrientes generalmente pueden ser accedidos casi inmediatamente, también son considerados un activo líquido.
Las acciones y bonos requieren una transacción un poco más complicada para convertir la inversión en efectivo, pero todavía se consideran altamente líquidas. El mercado abierto ofrece a los compradores y vendedores un acceso fácil a estos tipos de valores, por lo que pueden venderse fácilmente a corto plazo sin afectar a su valor.
Los activos que una empresa posee y que contribuyen a su rentabilidad pero que no son fácilmente convertibles en moneda se denominan activos fijos. Ejemplos comunes de activos fijos incluyen bienes inmuebles, vehículos y equipo. Si una empresa de transporte marítimo necesita pagar al acreedor en un plazo corto, la venta de parte de la flota no sería la forma más eficiente de generar liquidez. Los activos fijos representan una inversión de capital a largo plazo con el objetivo de agregar valor al negocio.
Hay algunos activos que no son fijos ni totalmente líquidos. Estos tipos de activos se incluyen en el activo circulante total del balance de una sociedad. Además del efectivo y otros activos líquidos, esta categoría incluye el inventario y las cuentas por cobrar. Si bien estos activos no pueden liquidarse en un momento dado, generalmente se convierten en efectivo en un año o menos.
La liquidez de un negocio es importante por muchas razones. Afecta directamente al atractivo de la empresa para los inversores. No obstante, idoneidad de la liquidez de un empresa dependerá en gran medida del sector en el que se encuentra, pues tenemos sectores muy intensivos en capital como pueden ser utilities o bien telecos que por el propio negocio la proporción de activos fijos sobre el total de activos será más amplia.
En caso de disminución de los ingresos o de una recesión económica, una empresa muy poco líquida tendría que hacer frente a la venta o liquidación de activos fijos para cumplir sus obligaciones financieras. Esto podría significar la venta de propiedades o equipos que son esenciales para las operaciones diarias del negocio, limitando su capacidad de generar ingresos en el futuro. Una empresa con grandes cantidades de dinero en efectivo podría pagar fácilmente a los acreedores sin tener que liquidar activos fijos que son necesarios para mantener el negocio en funcionamiento.
Marc Fortuño