Septiembre era el primer mes en el que se podía vaticinar la primera subida de tipos por parte de la Reserva Federal pero nada, al final todo sigue igual y los tipos de interés se mantienen como en diciembre de 2008 en el rango 0 – 0,25%. Y es que la autoridad monetaria ha alegado que: «Para determinar cuánto tiempo se debe mantener este rango objetivo, el Comité evaluará los progresos hacia sus objetivos de máximo empleo y el 2 %de inflación. Esta evaluación tendrá en cuenta una amplia gama de información, incluidas las medidas de las condiciones del mercado de trabajo, los indicadores de las presiones inflacionarias y las expectativas de inflación, y lecturas sobre la evolución financiera e internacionales.»
Aunque mayoritariamente se espera que la subida de tipos se formalice en este 2015 comentan que: «el Comité prevé actualmente que, incluso después de que el empleo y la inflación en los niveles cercanos del mandato, las condiciones económicas pueden, por algún tiempo, justifican mantener la tasa de fondos federales de destino a los niveles de los puntos de vista del Comité de forma normal en el largo plazo».
El factor internacional parece que está pesando mucho en las decisiones de la Fed cuyo viaje se centra en normalizar su política monetaria. China y los países emergentes están añadiendo una dosis muy elevada de volatilidad en el mercado. En general, existe una desaceleración constante en el crecimiento de las economías emergentes, y es más, Brasil y Rusia se encuentran en la actualidad en recesión. Por otro lado, los datos nacionales objetivos de la autoridad monetaria reflejan que la inflación se encuentra en 1,2% mantenido por el petróleo más barato y un dólar fuerte y o los datos recientes muestran que la tasa de desempleo de agosto se situó en el 5,1%, la más baja desde 2008.
La Reserva Federal persiste en el error
La autoridad monetaria estadounidense debería haber subido los tipos de interés no en este mes de septiembre sino, tal y como especifica la Regla de Taylor, en el año 2010 y en la actualidad deberían estar alrededor del 2%.
Por muy dovish que uno sea, cinco años de retraso es más que un pequeño fallo o un despiste tonto. Con el cuento de apuntalar la recuperación que se inició en junio de 2009, lo que en verdad se ha terminado haciendo es apuntalar una burbuja bursátil, sustituyendola por la anterior burbuja de las subprimes, que ha llevado al S&P500 por encima de los 2.000 puntos. Como es evidente, tras crear al monstruo existe un verdadero pavor a cómo reaccionarán los mercados si se suben tipos y encima sobrevuelan los riesgos internacionales en China y los países emergentes…. Menuda coctelera de volatilidad.
Este afán de regalar dinero, crear un efecto de riqueza artificial con tipos de interés irrisorios, no sólo crea sobrevaloraciones increíbles sino también supone un ataque a los cimientos de una sociedad capitalista como es la norteamericana al dejar sin incentivos al ahorro y por lo tanto, golpeando duramente a la inversión, lo que terminará afectando en el largo plazo en los niveles de productividad de la economía.
Debido a esta gran falta de responsabilidad y de querer comprar crecimiento y empleo, aumentando el balance de la Fed hasta 4,5 billones y manteniendo los tipos entre el 0 y el 0,25%, nos encontramos con un mercado que pide a gritos corregir y eliminar toda esa exuberancia irracional que ha incentivado la Reserva Federal, y ha llevado a las valoraciones por las nubes. Más tarde o más temprano decidirán subir tipos de interés y no parece ser que las bolsas, acostumbradas a subir con malos datos de desempleo porque significaba seguir con políticas de estímulo, se lo vayan a tomar bien.
El problema no es sólo que la burbuja se pinche, ocasionando pérdidas a los inversores, sino ¿Qué pasará con toda esa liquidez creada? El escenario más probable es que una vez el dinero de alta potencia entre en la economía real a través del crédito privado, veremos como la inflación empieza a repuntar. Este escenario significa que a pesar de que la bolsa suba si el avance del IPC es mayor veremos como se producen rentabilidades reales negativas. Un hecho que aunque muchos detestemos, es el escenario utópico para aligerar la elevada deuda pública que ha acaparado el Gobierno de los Estados Unidos y pasarle la factura a pensionistas, ahorradores, inversores y trabajadores.
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