En su última reunión de 2017, la Reserva Federal decidió aumentar el rango objetivo de los los tipos de interés en un cuarto de punto hasta el 1,25%-1,50%. El banco central también insinuó futuras subidas de los tipos de interés. En las actas del FOMC se dijo lo siguiente:
«El Comité espera que las condiciones económicas evolucionen de manera que garanticen aumentos graduales en la tasa de los fondos federales; es probable que la tasa de los fondos federales se mantenga, durante algún tiempo, por debajo de los niveles que se espera que prevalezcan a largo plazo».
El aumento de los tipos de interés representó una victoria para la autoridad monetaria que a veces ha luchado por cumplir con su prometido ritmo de ajuste monetario. También le permitió a Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal, en su conferencia de prensa final antes de que finalice su mandato en el mes de febrero y dar una señal clara para la economía estadounidense de fortaleza, una década después del inicio de la recesión.
Cuando los tipos de interés se incrementan hay efectos reales sobre las formas en que los consumidores y las empresas pueden acceder al crédito para hacer las compras necesarias y planificar sus finanzas. Los consumidores pagarán más por el capital requerido para hacer compras y las empresas enfrentarán mayores costes vinculados a la expansión de sus operaciones y al financiación de sus empresas.
Aunque la rentabilidad de la empresas, en una escala más amplia, puede verse afectada cuando los tipos de interés suben, un aumento es positivo para las compañías que hacen la mayor parte de sus negocios en los Estados Unidos. Esto se debe a que los productos locales se vuelven más atractivos debido al fortalecimiento del dólar estadounidense. Este aumento del dólar tiene un efecto negativo sobre las empresas que realizan una cantidad significativa de negocios en los mercados internacionales.
Por otra parte, el pronóstico de la Fed en relación a los tres incrementos adicionales tanto en el 2018 y 2019 no se ha modificado frente a sus anteriores proyecciones efectuadas en el mes de septiembre, lo que podría ser considerado como un signo de que la reforma fiscal de Trump tendría un impacto modesto en la economía estadounidense, puesto que de lo contrario, la autoridad monetaria hubiera variado sus expectativas para el incremento de tipos de interés.
En un veredicto sobre la reforma fiscal, los responsables políticos de la Reserva Federal estimaron que impulsaría la economía el próximo año, pero no dejará un impacto duradero, con una tasa de crecimiento potencial a largo plazo estancada en el 1,8%. Curiosamente, la Casa Blanca ha dicho con frecuencia que su plan tributario produciría un crecimiento anual del PIB del 3 al 4%.