El pasado jueves, se produjo un ataque cibernético a escala mundial, aprovechando las herramientas de hacking e infectando a miles de ordenadores en más de 100 países. La ejecución del plan se hacia mediante engaño a las víctimas para que abrieran archivos maliciosos adjuntos en emails que parecían contener facturas, ofertas de trabajo, advertencias de seguridad u otros archivos legítimos.
El objetivo es puramente la extorsión tanto de objetivos grandes como pequeños, la propagación del virus denominado WannaCry, un «ransomware», extorsiona para devolver la información que bloquea.
En el Reino Unido, se produjo el cierre de Cientos de hospitales y clínicas del Servicio Nacional de Salud lo que llevó a trasladar pacientes a otros hospitales. Incluso dentro del ámbito sanitario también se atacó a un hospital de Yakarta, infectando 400 máquinas, interrumpiendo el registro de pacientes.
En el sector del automóvil, la planta de fabricación de Nissan en Sunderland (noreste de Inglaterra) estuvo entre sus objetivos. Asimismo, este sábado hemos conocido que Renault había dejado de fabricar en las plantas de Sandouville, Francia y Rumanía para evitar la propagación de ransomware en sus sistemas informáticos.
En España, el objetivo principal era la red interna de Telefónica con una repercusión de hasta un 85% de los ordenadores de la compañía afectados por el gusano informático. Como consecuencia, vimos que la teleco española sufrió también en bolsa, pues en la sesión del pasado jueves el valor cayó un 4,02%, lo que le llevó a perder los 10,11 euros, siendo el soporte de referencia desde el mes de marzo.
Es lógico que se produzcan caídas bursátiles en las empresas afectadas pues, según afirma Symantec, una compañía de seguridad cibernética, anunció que las infecciones costarían decenas de millones de dólares, para limpiar las redes corporativas.
Esto no acaba aquí… Se espera que los hackers modificasen el código malicioso usado en el ataque del viernes, restaurando la capacidad de expansión, lo que evidenciaría las múltiples vulnerabilidades de grandes multinacionales para llevar a cabo su actividad. Como hemos visto en Telefónica, ésto se traduce en fuertes caídas bursátiles en los valores afectados.