Los analistas técnicos dicen aquello de «la historia se repite» y parece que no les falta razón… Si comparamos los cracks bursátiles que se desarrollaron en 1929 y en 2007, observamos que existen más elementos de coincidencia de los que nos pudieran parecer a simple vista.
En primer lugar, la causa de la ambas burbujas fue exactamente la misma, en la primera parte de los felices años veinte la Reserva Federal se dedicó a que la financiación fuera accesible para el público y los créditos para comprar acciones fueron la moda más extendida, en especial para las corporaciones radiofónicas que subían como la espuma. Exactamente igual, a principios de siglo tras el atentado de las torres gemelas, la autoridad monetaria buscó controlar el pánico bajando los tipos de interés, lo que permitió que la financiación al sector inmobiliario se extendiera para todo el mundo e incluso para aquellos que no tenían ingresos ni activos para respaldar la compra de viviendas.
En el punto máximo de ambas burbujas , las valoraciones se movieron en un entorno similar… Si nos fijamos en el PER de Shiller, que promedia los beneficios de los últimos 10 años ajustados a la inflación, al final de la exuberancia irracional de 1929 el PER de Shiller se encontraba ligeramente por encima del nivel 30 y en el año 2007 ligeramente por debajo… las sobrevaloraciones aguantaron hasta que una nueva subida de tipos de la Fed devolvió a la realidad el intenso auge.
Tal y como se puede apreciar en el siguiente gráfico que muestra los grandes mercado bajistas de la historia, en el año 1929 (representado en gris), el mercado (valorado con el S&P90) se produjo un batacazo bursátil del -86,2% que duró cerca de 700 días, mientras que en 2007 (representado en azul) el S&P500 sufrió un desplome del -56,8%, que estuvo vigente alrededor de un año.
Como podemos ver a continuación, tras los respectivos crash bursátiles, la Reserva Federal decidió en ambos casos rebajar los tipos de interés prácticamente a cero, para que el crédito volviera y se iniciara la senda para la recuperación económica.
Sin embargo, hay una diferencia añadida a considerar en ambos escenarios. La Gran Depresión de los años veinte fue causada por la contracción intensa monetaria, el banco de Nueva York fue a la quiebra por no tener liquidez de emergencia respaldado por la Reserva Federal, debido a que en ese momento las leyes requerían que el crédito estuviera respaldado de manera parcial por oro, ese escenario llevó a la base monetaria a contraerse un 7%, siendo uno de los mayores descensos de la historia. Por contra, la actuación monetaria de la Fed tras el descalabro de 2007 fue proporcionar liquidez al sistema financiero mediante los sucesivos planes de flexibización cuantitativa, nombrados QE por sus siglas en inglés cuantitative easing, dedicados a comprar MBS y bonos estadounidenses para apoyar también la capacidad de financiación del gobierno. Seguramente esta razón fue la que permitió que la duración del mercado bajista fuera tanto en precio como en tiempo menor que la experimentada en el crash de 1929.
La post-resaca…
A partir de 1933 la economía estadounidense empieza a mejorar y reflejar datos positivos en la expansión del crédito y el avance de la economía, estos datos positivos se desarrollaron hasta el año 1936. El mercado se anotó un impresionante rally del 300% desde los mínimos de 1932 hasta el año 1937. Del mismo modo, a finales de 2008 empiezan a surgir los datos positivos en la primera economía mundial y se extienden hasta el año 2015. Desde los mínimos del bear market de 2008, el S&P 500 ha avanzado un 200% y desde octubre de 2011 hasta nuestros días, no se ha vivido un drawdown superior al 10%.
El punto más interesante de toda historia siempre es el final… y dado que el final de este mercado alcista aún no ha llegado, si podemos hablar sobre qué sucedió en 1937. En el año 1936 no había tensiones inflacionistas, al igual que a día de hoy ya que el IPC norteamericano se encuentra prácticamente en el 0% y la Reserva Federal decidió empezar a subir tipos de interés. Ese endurecimiento de la política monetaria que se inició en agosto de 1936, tubo como consecuencia que en 1937 el mercado sufriera un varapalo del 33% y en marzo de 1938 la caída ya era de un 50% desde sus máximos.
El dilema de hoy en día es exactamente el mismo que entonces y el escenario es prácticamente idéntico… sobrevaloración extrema en la renta variable, no existe una inflación por la que preocuparse y los datos económicos, por lo general, están siendo buenos… por lo que la pregunta es ¿Hay que subir tipos de interés? ¿Es inevitable un nuevo desplome bursátil? El tiempo dirá… pero tenemos varias coincidencias con la Gran Depresión que deberíamos valorar detenidamente y que cada cual saque sus propias conclusiones.