A pesar de los riesgos regulatorios y geopolíticos a los que se enfrenta el sector tecnológico, los fundamentos siguen siendo atractivos. El sector tecnológico sigue siendo uno de los principales motores de la innovación y el crecimiento. Pero a medida que el sector madura y las empresas dentro de él se encuentran en diferentes momentos de su ciclo de vida, a veces puede mostrar características defensivas. A medida que la economía mundial se recupere, se espera que el sector tecnológico también se beneficie.
Sin embargo, los inversores deben tener cuidado con su selección de acciones. La tecnología se está bifurcando más en ganadores y perdedores, aumentando el potencial de las trampas de valor. A largo plazo, las tasas de crecimiento anteriormente robustas pueden ser difíciles de replicar en la próxima década sin expandirse a nuevas áreas de ingresos y sin alterar la dinámica de riesgo/beneficio.
Las valoraciones de la tecnología a menudo se perciben como altas en relación con otros sectores, incluso cuando eventos como las filtraciones de datos eliminan 37.000 millones de dólares del valor de mercado de Facebook en un día. Pero esta percepción no tiene en cuenta la diversidad de las empresas tecnológicas, sus subsectores y el potencial de crecimiento a largo plazo de las empresas líderes en sus campos.
Incluso después de una racha excepcionalmente fuerte en 2017 y del posible impacto de una mayor intervención reguladora, las perspectivas a corto plazo para la tecnología siguen siendo sólidas. El ímpetu y el sentimiento también son favorables, con el sentimiento capturando las fuertes revisiones al alza de las ganancias y los ingresos de la tecnología recientemente.
Cuatro pesos pesados de la tecnología -Facebook, Apple, Google y Microsoft- representan cerca de la mitad de todo el sector por capitalización y son los que más contribuyeron a la subida de la cotización de las acciones del sector en 2017. Incluso después de la venta masiva de acciones de Facebook, el sector de sigue siendo el sector de mayor rendimiento hasta la fecha.
En plena revolución tecnológica, España no cuenta con un amplio abanico de empresas tecnológicas cotizadas. Únicamente encontramos a tres grandes empresas vinculadas a la electrónica y el software: Amadeus, Amper e Indra Sistemas. La más destacada es Amadeus por ser la entidad de referencia en el procesamiento de transacciones y proveedor de soluciones tecnológicas avanzadas para el sector mundial del viaje y el turismo con una capitalización de cercana a 27.000 millones de euros.
Todas ellas quedan recogidas en el índice Technology MCO. Durante este año, que el Ibex pierde un 2,65%, el selectivo español tecnológico suma una rentabilidad positiva del 1,84%, es decir, un diferencial de 4,49 puntos porcentuales.
Mientras que estos gigantes pueden hacer que el sector tecnológico parezca caro en términos de PER en comparación con el resto de la bolsa, las diferentes perspectivas de crecimiento para el sector en su conjunto sugieren lo contrario. En conjunto, el gráfico que aparece a continuación muestra que las acciones tecnológicas se están negociando actualmente cerca de sus propios promedios históricos a largo plazo.
Dado el contexto cada vez más complejo para las empresas tecnológicas y la presión para generar crecimiento, es más importante que nunca poder valorar las acciones tecnológicas individuales con la mayor precisión posible. El desafío es evaluar el valor de una empresa que no es capturado por las prácticas contables estándar y las métricas de valoración sin crear señales falsas.