Hoy es el día que muchos estaban soñando, muchos economistas han esperado como agua en mayo, que el Banco Central Europeo (BCE) se dedique a intervenir los mercados de forma contundente. Pues el plan de flexibilización cuantitativa, conocido por sus siglas en inglés como QE (quantitative easing) empieza este mes con un importe de 60.000 millones de euros mensuales destinados a comprar títulos de deuda pública y privada hasta septiembre de 2016, lo que repercutirá en aumentar el balance de la autoridad monetaria más allá de los 3 billones de euros.
A día de hoy la situación en los bonos a diez años y la prima de riesgo en los países de la Eurozona es la siguiente:
– El bono alemán a diez años ofrece una rentabilidad del 0,323%.
– El bono austriaco a diez años ofrece una rentabilidad del 0,40% y su prima de riesgo es de 7,70 puntos básicos.
– El bono belga a diez años ofrece una rentabilidad del 0,567% y su prima de riesgo es de 24,40 puntos básicos.
– El bono español a diez años ofrece una rentabilidad del 1,269% y su prima de riesgo es de 94,60 puntos básicos.
– El bono finlandés a diez años ofrece una rentabilidad del 0,466% y su prima de riesgo es de 14,20 puntos básicos.
– El bono francés a diez años ofrece una rentabilidad del 0,542% y su prima de riesgo es de 21,80 puntos básicos.
– El bono griego a diez años ofrece una rentabilidad del 9,537% y su prima de riesgo es de 921,40 puntos básicos.
– El bono holandés a diez años ofrece una rentabilidad del 0,38% y su prima de riesgo es de 5 puntos básicos.
– El bono irlandés a diez años ofrece una rentabilidad del 0,905% y su prima de riesgo es de 55,90 puntos básicos.
– El bono italiano a diez años ofrece una rentabilidad del 1,402% y su prima de riesgo es de 103,70 puntos básicos.
– El bono portugués a diez años ofrece una rentabilidad del 1,841% y su prima de riesgo es de 151,80 puntos básicos.
Esta situación queda lejos de la que se produjo en julio de 2012 en que tanto las rentabilidades de los bonos europeos como sus respectivas primas de riesgo estaban por las nubes en máximos históricos, hasta que Mario Draghi, presidente del BCE, pronunció la frase «haré lo que sea necesario para salvar al euro y créanme, será suficiente». Palabras que fueron toda una invitación a los inversores a que se lanzaran a comprar bonos porque en el supuesto más extremo, la sombra de Draghi cubriría a los mercados. De este modo, por ejemplo la prima de riesgo española fijó un máximo en los 638 puntos básicos hasta desinflarse hasta los actuales 94,60 puntos básicos.
Ante tal escenario de intervención, gran parte de la bajada de las rentabilidades ya ha sido descontada por los inversores, que durante estos dos años y medio han ido acumulando títulos deuda pública a manos llenas, forzando la subida del precio de los bonos y la caída de las primas de riesgo. Este elevadísimo interés ha ocasionado anomalías muy curiosas como es la aparición de rentabilidades negativas en determinados vencimientos de bonos. Los títulos deuda pública de Alemania hasta seis años están cotizando con rentabilidades negativas, en Austria y Finlandia hasta los cinco años y Bélgica, Holanda y Francia mantienen retornos negativos hasta los cuatro años. ¿Curioso pagar por financiar a otro no?
Tal y como señalé en el artículo del viernes, «El incentivo perverso de los intereses negativos en los bonos soberanos»se han producido unos hechos demasiado extravagantes en el mercado de bonos que nos deberían poner en alerta: ¿No les parece extraño que los inversores busquen retornos negativos o tan bajos? Los bonos funcionan de la siguiente manera… a mayor demanda, el precio de los bonos soberanos va subiendo, por lo que se reduce la rentabilidad de la deuda, hasta incluso ponerlo en tasas negativas. Que los inversores acepten rentabilidades negativas nos debería poner en alerta… Nadie en su sano juicio paga porque el otro se financie, por lo que sólo queda una visión valida, los inversores no van a vencimiento sino están especulando con el precio de los bonos soberanos para colocárselos al Banco Central Europeo o a otro primo que acarree con los títulos de deuda y meterse el beneficio en el bolsillo, no hay más… Para los políticos está situación es excelente pero para otros, entre los cuáles me incluyo, esta situación es de pura burbuja de bonos soberanos y como suele pasar en todas las burbujas, al final vienen los lloros cuando la fiesta se acaba.
Reacción de los inversores ante la QE europea
Un dato interesante es el que publicó en su informe Bank of America Merrill Lynch sobre el sentimiento de los gestores de fondos frente al mes pasado y cuyo gráfico no podría ser más interesante. Tal y como podemos observar hay una clara cambio en las preferencias, decantándose por la Eurozona, mientras que Estados Unidos supone el mayor recelo. Según el informe, esta gran mejora en la percepción de los gestores se debe a que por un lado se aleja el fantasma de la deflación como la reducción de los riesgos derivados de tanto Ucrania como Grecia.
De verdad que ojalá salga bien y la QE sea la solución para solucionar las dificultades de la Eurozona pero en la más humilde de las opiniones creo que es una medida que contribuirá a agravarlos. Nos olvidamos que la economía real mejora cuando se aumenta la cantidad de bienes y servicios que se producen, por lo que meter toneladas de billetes en el sistema genera o bien inflación económica o financiera. Dado que gran parte de la intervención del BCE se ha descontado en el desplome de la rentabilidad de los bonos europeos, queda claro que tenemos una monstruosa inflación financiera en los bonos soberanos, que tarde o temprano se corregirá. Se volverá a mostrar las carencias que no se solucionaron en su debido tiempo y la perversión de la intervención en los mercados financieros que se produjo al dar una patada al problema… ¿Desde cuándo las crisis de deuda se solucionan con más deuda?
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esperemos que el plan de Draghi funcione.