El rápido crecimiento y la evolución de ETFs fáciles de usar es una gran alternativa para los inversores. Los vehículos poseen unos 4,4 billones en activos, según una encuesta reciente de EY, un aumento que supone más de 10 veces los niveles alcanzados en 2005. La consultoría prevé un crecimiento anual del 15% en los próximos años.
Todo eso está muy bien, pero hay algunos riesgos. Una es la ampliación de la gama de lo que los ETFs están intentando rastrear. Los fondos de bonos, por ejemplo, están en auge. Y cada vez más proveedores ofrecen proxies para todo, desde ciertas estrategias similares a los fondos de cobertura -la denominada smart beta- hasta el equivalente de las apuestas apalancadas contra el rendimiento bursátil, como los ETFs de triple short sobre S&P 500 o doble short sobre el Ibex 35.
Algunos de estos riesgos provocan un problema que ha afectado a muchos bancos y fondos de inversión en la crisis de 2008-09: un desfase de liquidez entre un ETF que puede negociarse durante las horas de mercado y los activos subyacentes que son, o se vuelven, ilíquidos, ya sean bonos escasos o futuros volátiles. Así como el fracaso de las creencias sobre los fondos del mercado monetario exacerbó la crisis hace una década, una pérdida de confianza en las características clave de los ETFs podría empeorar cualquier crisis futura.
El problema con los ETFs es que nunca han sido probados en una recesión, así que la cosa es que no sabemos qué pasará. El temor es que los ETFs hayan creado su propio impulso similar a una burbuja: a medida que los rendimientos de los ETF han derrotado a los gestores activos, se ha invertido más dinero en ellos. A medida que entra más dinero, aumenta el precio de las acciones que se compran. Esos valores en alza atraen más dinero, y así sucesivamente. A los inversores de ETF no les importa si las acciones están sobrevaloradas, sólo que están comprando una porción representativa del mercado.
Y ahí radica uno de los asuntos más importantes que están siendo señalados sobre ETFs en este momento. Simplemente no han sido probados en un mercado bajista. Los ETFs han crecido rápidamente, pero su resistencia no se ha visto realmente probada por ninguna dificultad significativa del mercado, lo que ha llevado a algunos observadores a preguntarse si el sector será capaz de hacer frente a una corrección sustancial del mercado en un futuro próximo.
Esto es especialmente cierto cuando se considera que algunos creen que los ETFs pueden distorsionar los mercados animando a los inversores a invertir en grandes empresas – simplemente porque son grandes nombres – independientemente de sus fundamentos de mercado (PER, P/B, ROE, ROA, etc.).
Marc Fortuño