Hace cuatro años, el petróleo en tres cifras era la norma. Pero en 2014 el mercado experimentó una de sus mayores caídas en una generación, y desde entonces los precios se han mantenido por debajo de los 60 dólares. Sin embargo, el año 2018 ha marcado un gran cambio de opinión, con un aumento de los precios del petróleo de más del 50% por barril en los primeros cuatro meses y medio del año.
La combinación de la fortaleza de la demanda mundial, la moderación de la OPEP, y la incertidumbre geopolítica y de sanciones relacionadas con el petróleo está empujando al alza el petróleo.
A raíz de este escenario, UBS pronostica que la subida del petróleo a 100 dólares el barril frenaría el crecimiento mundial en 16 puntos básicos, lo que reduciría la previsión de la firma para 2019 de poco más del 4% al 3,86%. Eso equivale a unos 100.000 millones de dólares de crecimiento perdido en todo el mundo.
Para UBS, a un nivel de 100.000 millones de dólares, Rusia tendría que recortar 100 puntos básicos por debajo de su línea de base, pero Turquía tendría que aumentar 250 puntos básicos más, México 100 puntos básicos, Brasil 150 puntos básicos, así como Tailandia, Corea, Malasia, Indonesia, Polonia y Sudáfrica
Las consecuencias económicas de tal medida podrían ser enormes e incluso señalar una recesión en Estados Unidos. La importancia del petróleo a nivel mundial significa que un cambio significativo en los precios afectará directamente tanto al crecimiento mundial como a la inflación, y también creará un efecto dominó para la política monetaria, aunque esto se limitará en gran medida a los mercados emergentes.
El actual movimiento de los precios del petróleo, dentro del cual crecieron un 46% en comparación con el año anterior, es el undécimo mayor en 70 años. Dado que la inflación es uno de los determinantes clave de las decisiones sobre los tipos de interés, es probable que este cambio haga que muchos bancos centrales cambien los tipos de interés.
Marc Fortuño