Uno de los grandes fenómenos que se han producido en varias ocasiones en las Bolsas de Valores son los Crash Bursátiles. Podemos definir un Crash como un periodo de un plazo muy corto en el que los precios se hunden por la aglomeración de órdenes de venta y la incapacidad de dar respuesta por el lado comprador, en un marco generalizado de pánico colectivo.
Un factor esencial para que se materialice un Crash Bursátil es que previamente haya habido un periodo de especulación abrumadora en la que el exceso de apalancamiento haya adoptado el papel principal, empujando a nuevos máximos los índices bursátiles. Ese exceso de apalancamiento puede venir de varias formas como permitir tomar posiciones con márgenes de garantías demasiado bajos o bien que haya una política monetaria expansiva en la que la autoridad monetaria incentive los créditos fáciles, a través de bajos tipos de interés.
Los descubrimientos, las nuevas tecnologías o simplemente las modas que «enamoran» a los inversores son los cimientos básicos para desatar la euforia entre compradores. Tenemos desde los ejemplos más antiguos cómo fueron los bulbos de tulipanes en los Países Bajos a principios del siglo XVII, hasta la revolución que supuso internet en nuestras vidas y permitió apuntalar la burbuja de las punto.com.
La psicología juega un papel fundamental antes y durante un Crash Bursátil. En el periodo anterior la euforia está desatada, todo se concibe como una oportunidad y sólo existe una palabra Comprar. Pero todos los periodos de irracionalidad más absoluta acaban y los títulos empiezan a quemar en las manos por lo que se empiezan a vender, esas ventas hacen bajar los precios y los inversores que ven como sus acciones valen menos se lanzan al mercado a venderlas. Los precios aún bajan más, los inversores pierden hasta la camisa, entran en pánico e intentan liquidar sus posiciones al precio que sea.
El Crash de 1929
Probablemente si decimos Crash Bursátil, nos vendrá a la mente el año 1929 que marcó posteriormente las bases para instaurar la Gran Depresión. La clave para que se formara ese desplome en el nivel de precios fue el exceso de apalancamiento de los años veinte. Específicamente en el año 1926 se permitió comprar acciones aportando el 10%. La práctica habitual en aquella época era pedir un crédito, meterlo en la Bolsa y pagarlo. Pero la Reserva Federal a principios de 1929 subió los tipos de interés lo que provocó que varios inversores tuvieran que vender rápidamente para pagar los préstamos que les habían concedido, ese proceso fue a más provocando una reacción en cadena que daría luz al Crash en el mes de octubre.
El jueves 24 de octubre, conocido como «Jueves Negro», las acciones se desplomaron y el índice Dow Jones perdió un 22,6%, seguidamente los días 28 y 29 de octubre fueron conocidos como «Lunes Negro» y «Martes Negro» respectivamente. En esos días de pánico hay una infinidad de relatos dramáticos de inversores suicidándose porque lo habían perdido todo. Como curiosidad decir que el Dow Jones tardó veintiocho años hasta el 1952, en superar los máximos alcanzados en 1929.
no habia escuchado este término y me parece muy interesante la explicación esta completa.