Según los avances contemporáneos en la comunicación, los rumores sobre las empresas han llegado a ser grandes competidores en el mercado de intercambio de información. Al igual que circulan ciertas leyendas, los rumores pueden llegar a causar consecuencias tanto positivas como negativas a una determinada compañía y pueden hacerla brillar en el parqué sin ningún fundamento económico que lo sostenga.
Uno de los objetos para el nacimiento de un rumor es la manipulación. En este supuesto alguien está difundiendo una información errónea, interesada, falsa o ambigua, en el ámbito de lo descrito en el artículo 83.ter de la Ley del Mercado de Valores. Esta conducta constituye, en algunos casos, un genuino intento de alterar la formación de precios, mientras que en otros obedece a finalidades o prácticas igualmente ilícitas que pueden llegar a afectar a un emisor o a la cotización de sus valores. En casos extremos, la conducta, al entrañar la difusión de noticias falsas, podría ser constitutiva del delito reflejado en el art. 284 del Código Penal.
Asimismo dentro de la rumorología existen las filtraciones y en este supuesto las informaciones o la evolución anormal de la contratación o cotización tienen base real y se manifiestan en el mercado como consecuencia de la difusión prematura, parcial o distorsionada de una operación o hecho real y del efecto sobre las cotizaciones de quienes, en infracción del artículo 81 de la LMV o incluso incurriendo en el delito descrito en el art. 285 del Código Penal, están transmitiendo, u operando con, información privilegiada. Esta hipótesis admite dos grandes variantes, cuyo régimen legal no es idéntico: La operación, cualquiera que sea su grado de madurez, no sólo es real, sino que es conocida por la propia sociedad cotizada (filtración del art. 83 bis. 1 f LMV). Y también, la operación tiene base real, pero es desconocida por completo por la sociedad cotizada a la que afecta. Por ejemplo, un rumor o noticia (fundados) sobre lanzamiento de OPA hostil sobre una sociedad cotizada.
Debido a que los rumores son un catalizador para el movimiento del precio, el regulador bursátil supervisa constantemente la aparición de estas noticias y rumores con el objetivo de en primer lugar, verificar el cumplimiento de las obligaciones de los emisores en materia de publicación de información relevante y, en segundo lugar, procurar que la información disponible sea simétrica y accesible para todos, evitando situaciones en las que unos pocos dispongan de información relevante que el mercado en su conjunto no conoce. Dependiendo de la relevancia del rumor, la CNMV puede adicionalmente suspender la negociación de un valor en el supuesto que debido a la complejidad o trascendencia del hecho u operación requieren de un mínimo de tiempo para su comprensión y análisis por los inversores.
La estrategia «Comprar el rumor y vender con la notícia»
«Comprar el rumor y vender con la notícia» es una vieja táctica de trading de uso común en el mercado de valores. Esta estrategia consiste en adquirir posiciones en un valor que se ve agitado en el entorno de la rumorología y que afecta directamente a las expectativas de manera positiva, provocando una subida de las acciones. Una vez que el rumor o evento sucede, la presión de compra cae, los inversores venden para tomar beneficios, haciendo que el precio de las acciones descienda. El riesgo de esta estrategia es que los precios se aferran a un hecho sustentado hasta que el rumor puede ser probado como verdadero.
Los rumores más comunes que permiten que las acciones, descontar un escenario positivo y por lo tanto ascender son: Los rumores de adquisición, sobre la aprobación de patentes, un posible gran contrato con una gran empresa, que la empresa pueda ganar un pleito de gran relevancia, cuentas de resultados especialmente fuertes o bien que un gran inversor tenga interés en una empresa.
A nivel de mercado, un ejemplo que hemos vivido recientemente es la posible ampliación del quantitative easing esperada para el próximo mes de diciembre que ha señalado el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi. Dado que el mercado es una máquina perfectamente engrasada para descontar expectativas (da lo mismo si son positivas o negativas), en un mercado adicto a estímulos, esa insinuación permitió al Ibex 35 subir en más de un 2% y la rentabilidad del bono español a 10 años cayera hasta en 1,59%.