La creciente preocupación por el impacto de las tensiones comerciales en las perspectivas económicas, otro aumento de los costes de los préstamos italianos y las tensas conversaciones de Brexit constituyen un colorido telón de fondo para la reunión del jueves del Banco Central Europeo.
Por un lado tenemos que la guerras comercial desatada se está cobrando un peaje. Este mes, el Fondo Monetario Internacional recortó sus previsiones de crecimiento económico mundial para 2018 y 2019, y la mayor economía de Europa, Alemania, redujo sus previsiones de crecimiento.
A última hora del viernes, Moody’s anunció que había rebajado la calificación de Italia a Baa3 (de Baa2), cambiando a una perspectiva neutral. El comunicado de prensa de Moody’s muestra que la rebaja tuvo dos impulsores: un debilitamiento material en la fortaleza fiscal de Italia y las implicaciones negativas para el crecimiento a mediano plazo en el estancamiento de los planes para reformas estructurales económicas y fiscales.
Según Moody’s, la orientación fiscal planificada del gobierno italiano hará que la relación deuda/PIB se estabilice en torno al 130% en lugar de disminuir en los próximos años, dejando a Italia vulnerable a las choques externas.
Las conversaciones del Brexit están enquistadas actualmente por Irlanda del Norte. El gobierno irlandés, respaldado por los otros 26 estados miembros de la UE, exige que después de Brexit, la frontera permanezca tan abierta y accesible como lo es hoy sin ningún puesto de aduanas e inspecciones. Esa es una pregunta difícil. ¿Cómo se retira el REino Unido de la UE y retoma el control de sus fronteras mientras deja abierta su única frontera terrestre con la UE?
La incertidumbre que generan estos factores se ha visto penalizada en el mercado. El propio Mario Draghi, presidente del BCE, reconoció el mes pasado que algunas amenazas «se han vuelto más prominentes recientemente». Pero le dijo a los legisladores del Parlamento Europeo que confiaba en alcanzar los pronósticos del BCE que muestran un aumento de precios promedio del 1,7% entre 2018 y 2020.
Por otra parte, por ahora no habría alteraciones en el flujo del crédito. El BCE mantendrá los tipos de interés en mínimos históricos «al menos hasta el verano de 2019» y posiblemente más allá, nada que ver con la REserva Federal que está aumentando gradualmente los tipos. Y parte del efecto de dinero «regalado» del QE se conservará a medida que el BCE reinvierta los beneficios de sus 2,5 billones de euros en bonos.
Marc Fortuño