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El pasado 18 de abril, Theresa May llamó a elecciones anticipadas que han tenido lugar el 8 de junio, buscando reforzar su posición y aprovechar la debilidad del Partido Laborista. Sin embargo, los votantes han castigado a los conservadores arrebatándoles la mayoría absoluta con un descenso de 12 diputados hasta los 315 diputados (mayoría absoluta en 326), lo que le obligaría a la búsqueda de acuerdos para fijar la posición negociadora ante el Brexit.
Los conservadores han mantenido en la campaña electoral su voluntad de ejecutar un Brexit duro. Es decir, el gobierno británico buscaría una clara ruptura con la Unión Europea. En el lugar de acceso al mercado único, se pretendería un acuerdo de libre comercio ambicioso y posiblemente un acuerdo aduanero para el comercio libre de aranceles. La probabilidad de que se materialice esta última está en el aire.
El aspecto más preciado de la adhesión a la UE es el acceso al mercado único es decir mercado con otros países de la Unión sin aranceles. Mientras que muchos culparán May por las repercusiones de esta política, los líderes europeos como la canciller alemana Angela Merkel han expresado tanto que el Reino Unido debe perder el acceso al mercado único si no aceptó otras condiciones de la UE como la libre circulación de personas.
La posición del Brexit suave quedaría reforzada en estas elecciones aunque quedaría pendiente de fijar las posiciones finales en la mesa de negociación. Bajo este enfoque, el Reino Unido ya no sería un miembro de la UE y no tendría un lugar en el Consejo Europeo. Se perdería sus eurodiputados y su Comisario Europeo. Sin embargo, sería mantener el acceso sin restricciones al mercado único europeo.
Los bienes y servicios se comercializan con los demás estados de la UE sobre una base libre de aranceles y de las empresas financieras mantendrían sus derechos «de pasaporte» para vender servicios y operar en las sucursales en la UE. Si Gran Bretaña se mantuviese dentro de la unión aduanera de la UE, significaría que las exportaciones no estarían sujetos a los controles fronterizos. Modelos nacionales de este tipo de acuerdo incluyen Noruega, Islandia y Liechtenstein, que no son miembros de la UE, pero mantienen acceso al mercado único.
La posición de Londres como centro financiero sufriría un duro golpe si el Reino Unido abandonara el mercado único. Sin embargo, que el acceso está supeditado a los países que acepten dejar que los ciudadanos de la Unión Europea viven y trabajar en cualquier parte del bloque.
Marc Fortuño
