El que halla gusto en lo ajeno, está descontento con lo suyo. (Horacio)
La envidia es uno de los siete pecados capitales. Se define como el deseo de algo que no se posee.
Es algo que nace con nosotros, pero por suerte, también se puede manejar y controlar.
En el mundo laboral, la envidia está a la orden del día: que si a nuestro compañero le han ascendido y a mi no, que si fulanito cobra más que yo, que si a Juan le han dado un coche de empresa mejor que el mío…, en fin, se dan cientos de situaciones en las que en vez de alegrarnos por los demás y evaluar por qué nosotros no lo hemos conseguido, nos generan envidia.
Esto no es muy sano, porque al final vamos a estar más preocupados por los demás que por nosotros mismos, lo que puede llegar incluso a perjudicar tu trabajo. Hay que intentar controlarlo. ¿Cómo?
No te compares con los demás. Esa tarea déjasela a tu jefe. Si otra persona consigue más logros que tú, en vez de canalizar todos tus sentimientos en la envidia, fíjate en lo que hace y aprende de esa persona. Llegarás mucho más lejos.
Evita el descrédito. Muchas veces cuando alguien consigue un logro y tenemos envidia de esa persona, lo justificamos con frases como: «es una persona que siempre ha tenido mucha suerte en su vida» o «normal, con todo lo que hacía la pelota al jefe». Olvídate de desacreditar a tus compañeros. Si alguien logra su objetivo, seguramente se lo merece. Céntrate en lo tuyo.
Detecta qué es lo que provoca la envidia. La clave está en reconocer qué circunstancia y cualidades hacen que sientas esa envidia. Pregúntese si tus sentimientos no vienen dados por tus propias inseguridades y carencias.
Céntrate en ti mismo. Si te pasas el día preocupado en compararte con los demás, la envidia va a surgir quieras o no. Preocúpate por ti en vez de preocuparte por los demás. Estarás menos tenso y serás más productivo.
Valora lo que haces. El hecho de que no te den palmaditas en la espalda o no elogien tu trabajo, no significa que no hayas hecho un buen trabajo. El primer reconocimiento, que venga de ti.
Céntrate en tus relaciones personales. Las relaciones más importantes son las que mantienes con la gente que quieres. Al trabajo no vas a hacer amigos ni enemigos.
¿Eres capaz de controlar tu envidia?
Viendo alguna injusticia cuando alguien promociona he sentido sentimientos encontrados de envidia, rabia, impotencia, pero creo que aunque se ha comentado entre los compañeros la situación, me he sabido contener y aguantar, que es lo que toca en esos momentos.