La ley de los rendimientos decrecientes, que es una de las leyes más famosas de la economía. La wikipedia nos la explica:
Afirma que cada vez se obtendrá menos producción adicional a medida que se añadan cantidades adicionales de un input manteniendo el resto de factores constantes. Dicho de otro modo, el producto marginal de cada unidad de input se reducirá a medida que la cantidad de este input aumente, si los otros permanecen constantes; debe entenderse por producto marginal de un input la cantidad de producción adicional que se obtiene después de añadir una unidad adicional de este manteniéndose todos los demás constantes.
Si esto lo aplicamos a las horas de trabajo, podemos decir que a más horas trabajadas, a partir de un momento, no se sacará mayor rendimiento.
En un artículo publicado en Fast Company, se han recogido los hábitos que aplican trabajadores de grandes empresas tecnológicas como Google, Twitter y LinkedIn, con el objetivo de entender cómo logran cumplir con las altas exigencias productivas que estas empresas proyectan en sus empleados:
- Control de la tecnología móvil. A día de hoy es difícil mantenerse desconectado. Según Sara Haider, gerente senior de la división de Periscope, la costumbre es la de “comprobar constantemente el teléfono durante el día”, por ello, se ha marcado como objetivo “cambiar al modo de ‘no molestar’ durante las reuniones” a fin de incrementar su nivel de concentración. Una meta que también persigue Erica Lockheimer, director senior de ingeniería en LinkedIn, quien promete “estar presente, participar plenamente y disfrutar de cada momento” mientras trabaja con equipos con talento para resolver problemas y llegar a nuevas estrategias.
- Evitar el aislamiento. El tiempo de comida tiende a ser un momento de relax, sin embargo, Ish Verduzco, coordinador de medios de comunicación y eventos sociales en LinkedIn, puntualiza que “comer solo” debe ser “un descanso” pero no una forma de “aislamiento”. «En 2017, voy a almorzar con dos nuevas personas cada semana, con el fin de construir relaciones y ampliar mis conocimientos sobre la empresa», señala.
- Promover los contactos cara a cara. Con la llegada de las tecnologías, cada vez es más difícil establecer contactos personales y directos, por ello, Lucas Leonhard, gerente en Google, declara su intención de promover este tipo de situaciones, especialmente, cuando se trata de felicitar a compañeros por un buen trabajo.»Cuando tengo comentarios sobre una especificación de producto, programo una reunión de 10 a 15 minutos, en persona para generar una retroalimentación más rápida y efectiva. Si no vale la pena una reunión en persona, dudo que lo merezca escribir un correo electrónico», señala Leonhard.
- Suscripciones insustanciales a boletines informativos. Leonhard no es el único que quiere dedicar menos tiempo a rebuscar en su bandeja de entrada. Fadia Kader, alto directivo en Twitter, afirma estar centrada en “darse de baja” de los boletines de noticias y suscripciones de correo electrónico que no lee regularmente, y ser más consciente de las cosas que en las que se inscribe.
- Herramientas tradicionales vs digitales. Incluso los trabajadores de tecnología todavía se aferran a hábitos analógico de trabajo, pese a que las herramientas digitales pueden hacer que el trabajo sea más eficiente. Wade Morgan, Mid-Market en LinkedIn, señala que va a empezar a usar aplicaciones online como calendarios, alertas y otras herramientas de planificación del tiempo con el objetivo de aumentar la eficacia de su trabajo. Alex Josephson, jefe de estrategia de Twitter, también está desligándose de su dependencia a hábitos de organización de la vieja escuela y ha decidido “renunciar por completo” al uso de cuadernos físicos y bolígrafos.
- Favorecer el descanso. «He dejado de fingir que el sueño no es importante», bromea David Roter, jefe de desarrollo en Twitter. Roter está haciendo ajustes menores –como desconectar del trabajo, fuera de la oficina- con el fin de mejorar el número de horas de sueño y de descanso.
- El síndome del perfeccionista. Leonhard asegura que obstinarse con la perfección en los proyectos supone una gran pérdida de tiempo y apuesta por crear rutinas que permitan agilizar esos proceso. Según este profesional si una cosa es buena ¿para qué cambiarla? Por tanto, aboga por reutilizar plantillas de antiguos proyectos y, simplemente, hacer modificaciones puntuales que se ajusten a las necesidades de cada tarea.