Según ha revelado el informe de Adecco sobre el absentismo, la tasa de absentismo estimada a partir de los datos de la ETCL (Encuesta Trimestral de Coste Laboral) aumenta entre los años 2000 y 2007, de 3,7% a 4,9%, para estabilizarse y reducirse ligeramente entre 2008 y 2011, en torno a 4,7%, produciéndose una bajada más profunda en 2012 y 2013, a 4,3% y 4,1%.
En 2014 se produjo un leve repunte, por primera vez en seis años, que se agudizó durante el 2015 hasta llegar al 4,7%. Niveles todavía por encima de los que se registraron en los años 2000 y 2001. El año 2014, por tanto, marcó el final de una tendencia de reducción del absentismo que había durado 6 años, desde 2008 hasta 2013, y en el 2015 hemos comprobado que esa reducción del absentismo sigue siendo una realidad.
El factor determinante de la tasa de absentismo resulta ser el número de horas no trabajadas por Incapacidad Temporal (bajas por IT). Ahora bien, mientras que de 2007 a 2013 se redujo el absentismo por IT, aumentó el absentismo por otras causas, especialmente marcado el aumento de absentismo por Maternidad.
Sin embargo, cuando el absentismo por IT vuelve a subir de 2013 a 2016, no se reduce el absentismo por otras causas, provocando que el absentismo total en 2016, sea casi el mismo que el máximo de 2007, mientras que el absentismo por IT de 2016 sigue siendo bastante inferior al máximo de 2007.
El absentismo es un fenómeno social, económico y laboral que afecta de manera directa a nuestra sociedad y a nuestro sistema productivo y sanitario. Esta práctica ha supuesto durante el último año un coste de 5.993 millones de euros al sistema de la Seguridad Social en concepto de prestaciones económicas y de 5.065 millones de euros a las empresas por el abono de la prestación económica en los primeros días de baja.
Por Comunidades Autónomas, el informe señala que en 2015 se produce un aumento de las horas efectivas en muchas comunidades autónomas, después de haber estado sistemáticamente reduciéndose desde el año 2000 hasta el 2014. Estas horas efectivas vuelven a bajar en casi todas las autonomías en 2016, a excepción de la Comunidad Valenciana, Cantabria, Canarias y Asturias, donde aumentan levemente.
Por sectores de actividad, se observa el mismo patrón en los tres sectores principales de la economía: la tasa de absentismo, después de haber bajado de forma continua entre 2007 y 2013, repunta en 2014, 2015 y 2016, a excepción del sector de la Construcción, que muestra un comportamiento algo diferenciado en 2016.
En 2016, la tasa de absentismo es del 5’0% en los Servicios (4’2% en 2013 y máximo de 5’1% en 2007), del 4’8% en la Industria (4’1% en 2013 y máximo de 5’5% en 2007) y del 3’1% en la Construcción (3% en 2013 y máximo de 3’7% en 2008), es decir, se aprecian fuertes subidas desde 2013 en los Servicios y la Industria, y una subida muy moderada en Construcción, que además vuelve a bajar levemente en 2016. En todo el período analizado (2000-2016) el informe destaca el sector constructor con una tasa de absentismo bastante menor que en el resto de sectores.
Como ya viene ocurriendo en los últimos años, los únicos precursores de bajas por IT no justificadas que presentan algo de relevancia, con una frecuencia entre media y alta, siguen siendo aquellos relacionados con el ámbito familiar del trabajador así como con la organización del calendario y horario laboral:
- Problemas o dificultades en el ámbito familiar del trabajador.
- Conciliación de la vida laboral y personal.
- Problemas leves de salud que no justificarían una baja médica.
Otros factores, como lo que Adecco ha llamado “efecto lunes” y “efecto puentes” (alargar los fines de semana), mal ambiente de trabajo y mobbing, entre otros, presentan una incidencia mínima y mayoritariamente no tienen incidencia alguna.
La edad es un factor clave, hasta el punto de que los trabajadores de más de 49 años, con 1.912 días de baja al año, por cada 100 trabajadores, superan en un 79% a la media de los trabajadores de menor edad.
Según el informe, hay una tasa superior de absentismo en las trabajadoras que en los trabajadores. Se entiende que esta diferencia se justifica por la mayor asunción de las responsabilidades familiares en la sociedad actual por parte de las mujeres. Cuando no existe un cauce legal para posibilitar la conciliación entre la vida familiar y laboral, es preciso buscar formas de solventar la situación planteadas a través de ausencias injustificadas o justificadas que se emplean de forma inadecuada.
Los datos así nos lo muestran: para este último año, el índice de procesos por baja fue de 26,36 para los hombres frente al 33,67 por las mujeres. Así, el número de procesos totales fue de 443.465 para los trabajadores frente a 476.207 para las trabajadoras, de los cuales por contingencias comunes fueron de 343.265 para los hombres y 426.237 para las mujeres.
Sin embargo, si se analizan las contingencias profesionales, el resultado es el contrario: 100.200 trabajadores frente a 49.970 de mujeres. Por lo que solo en los supuestos en que se puede emplear la baja para temas de conciliación es donde se eleva el número de mujeres.
¿Qué hacer para paliar esta situación? En este contexto, todas las medidas que busquen la conciliación de la vida familiar y laboral -flexibilidad de horario- podrán ser una ayuda importante para reducir la tasa de absentismo en general, y, en concreto, la femenina; pero, también para la mejora del clima laboral y la mejora de la competitividad de las empresas.
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