Siempre aspiramos a más: más dinero, mejor puesto, mejor coche, mejor casa… Si ya eres un gran directivo y gestionas tu propio equipo de trabajo, ¡enhorabuena! Tal vez ahora quieras aspirar de ser un gran jefe a ser un jefe extraordinario.
No basta con parecer bueno, hay que serlo.
En el portal Inc, nos dan claves para ello:
- Los buenos jefes mantienen el control sobre sus equipos de trabajo y logran que las cosas se hagan y se materialicen.
- Los buenos jefes estimulan el sentimiento de comunidad dentro de los equipos de trabajo y logran que nadie se sienta desplazado.
- Los buenos jefes alientan el pensamiento creativo mediante el diálogo activo con sus empleados.
- Los buenos jefes crean una atmósfera abierta de trabajo en la que se da voz a las preocupaciones y las frustraciones de los empleados.
- Los buenos jefes se preocupan de dar alas a las carreras profesionales de sus empleados.
- Los buenos jefes logran que sus reuniones de trabajo serán efectivas y eficientes.
- Los buenos jefes transmiten confianza a sus empleados y les hacen sentir seguros.
- Los buenos jefes generan felicidad dentro del lugar de trabajo.
- Los buenos jefes se aseguran de que sus empleados sean responsables de sus propios roles y acciones.
- Los buenos jefes saben cómo alabar a sus empleados y mostrarles gratitud.
Y algunas más:
- Los buenos jefes hacen comentarios concretos, específicos, pero, sobre todo, constructivos.
- Los buenos jefes comunican sus planes y metas con claridad y las personas entenderán a la perfección lo que se espera de ellas.
- Los buenos jefes no se intimidan a la hora de contratar a gente con más conocimientos o experiencia.
- Un buen jefe está en constante aprendizaje y siempre busca mejorar en habilidades y conocimientos.
- El equipo de un buen jefe sabe lo que representa el líder y está orgulloso de trabajar con él.
¿Tienes un jefe extraordinario?