Cuando a unos no les ha dado casi tiempo a estar el tiempo suficiente en el 1.0 para entrar en el 2.0, resulta que ya estamos en el 3.0. Para algunos estos número significarán muchas cosas, para otros absolutamente nada.
Voy a intentar empezar por el principio para que nadie se pierda, haciendo una analogía con lo ocurrido con Internet, haciendo la siguiente clasificación:
Empleado 1.0
Aquél que se pasa toda su vida laboral en la misma empresa, prácticamente conoce a todos por su nombre y apenas ha cambiado su método de trabajo, ha recibido poca formación pero su experiencia y conocimiento lo compensa. La máquina de escribir o la calculadora han sido sus herramientas más usadas. Los pocos que quedan ahora se han tenido que actualizar, cambiando la calculadora por el excel y la máquina por el Word, no les hace falta mucho más.
Empleado 2.0
Le ha pillado la revolución tecnológica de los 90 y sí o sí ha tenido que amoldarse a ella, para muchos ha sido algo fácil ya que no conocen el trabajo sin un PC delante, para otros ha sido todo un trauma ya que les ha costado mucho adaptarse a las nuevas tecnologías, ha sido el cambio más radical en su modo de trabajo y ha visto como algunos compañeros suyos no han podido superar la prueba. Empiezan a utilizar Internet en la empresa, principalmente para el correo electrónico y perder el tiempo en la web.
Empleado 3.0
A groso modo podríamos decir que los empleados 3.0 son personas capaces de sacar todo el partido a las nuevas tecnologías y para las que no hay horarios.
Son profesionales que no tienen un lugar de trabajo definido, ni un horario. sus herramientas de trabajo son el mail, blog, redes sociales. Es normal que suceda esto si tenemos en cuenta algunas cifras: facebook tiene más de 800 millones de perfiles y twitter, 300 millones.
Pasamos del trabajador anónimo al trabajador con nombre y apellidos y al que además, ponemos cara. según publica el diario Expansión de una ponencia realizada por Javier Cantera, presidente de BLC
Los profesionales han dejado de ser un recurso. Ahora son prosumidores: productores y consumidores de información. El poder pasa a las personas y las relaciones son multidireccionales
La pregunta inevitable que surge con este nuevo tipo de empleado es si la empresa está preparada para aceptarle. No olvidemos que aún seguimos en un entorno empresarial en el que estamos acostumbrados a tener un horario y un puesto de trabajo.
es necesario variar el concepto de productividad, orientarlo a resultados. Para ello hay que cambiar el método de trabajo de forma que los profesionales se comprometan con la idea y el proyecto. La manera de conseguirlo es confiando en el empleado y ser flexibles. No hace falta que el profesional esté presente porque la conexión es posible a través de otros medios, porque la tecnología hace posible un trabajo diacrónico, no sincrónico. Javier Cantera (presidente del grupo BLC)
Inevitablente, para que esto sea posible, la empresa tiene que confiar en el empleado:
las empresas deben confiar en el trabajo de profesionales que no están en la oficina, no sabes lo que hacen, sólo tienes resultados. Confiar empieza por dar confianza y por recibirla.
¿Qué tipo de empleado te consideras? ¿Crees que las empresas se adaptan a este nuevo tipo de empleado?
Yo ya empecé a trabajar siendo empleado 2.0. Intento ser 3.0, pero hay que practicar mucho!
A la fuerza soy 2.0. Y si que veo ventajas pero me sigue costando. Entiendo que estamos en un mundo laboral 3.0 así que lo seguiré intentando
Yo soy 2.0, aunque claro que me gustaría ser 3.0, pero en este país lo que parece que se prefiere desde las empresas son las jornadas laborales maratonianas y la presencialidad, en lugar de flexibilidad y productividad.