En mi vida laboral he tenido la desgracia de topar con un jefe inútil. La definición que da el diccionario de la Real Academia Española del término «inútil» es «no útil». Bueno, la verdad es que no diciendo mucho, lo dice todo.
Mi jefe que quiso ser muy listo, pero se quedó en lo otro. Me explico: yo trabajaba en una empresa pequeña, familiar (no quiero dar nombres) y había una persona dentro de la empresa que tenía un puesto mediamente alto y en el que hacía muy bien su trabajo, pero al entrar yo, decidieron internamente que también sería mi jefe. Él aceptó, ¡cómo no!: más responsabilidades, más sueldo, mejor curriculum… (hay personas que además de tener la autoestima sobrevalorada sólo ven el $). El «pequeño» problema es que no tenía la formación suficiente para esa área (ay! la importancia de la formación!), no sabía inglés (cuando todos nuestros proveedores eran de fuera de España), no sabía ni hacer un documento de word (una vez llegó a preguntarme si en word se podían poner @)… y ¿qué pasó? que yo acabé desesperada y negocié mi salida de la empresa, pero a los dos meses, a él le despidieron. No me alegré porque en el fondo, creo que no fue culpa sólo suya si no de aquellos que no vieron antes que aquella persona no era capaz de hacer ese trabajo.
Por suerte, no todos los jefes son así y otro día os contaré las buenas experiencias, que por suerte, son más que las negativas.
Lo normal es que los jefes sean personas normales con las que se pueda dialogar, pero que sepan mantener esa actitud de «jefe» que en muchas ocasiones nos hace saltar de nuestro asiento y nos gustaría gritar alguna grosería. Antes de que eches la culpa de todo a tu jefe y hagas alguna locura, te recomiendo que leas estos pequeños consejos para saber si toda la culpa es de tu jefe:
Si piensas que tu jefe hace más caso a los demás que a ti. Pregúntate si es tu jefe quien no muestra interés en ti o eres tú quien no ha puesto de su parte para que demuestre que le interesas. Si te tiene en su equipo, por algo será, pero piensa si es tu actitud la que está provocando ese alejamiento.
¿Aún no has aprendido a tener un jefe? Tal vez no hayas entrado aún en el mercado laboral, tal vez sea tu primer trabajo, o tal vez ya hayas cambiado de trabajo varias veces. Sea como fuere, hemos tenido jefes durante toda nuestra vida: padres, profesores, entrenadores, tíos…De todos ellos hemos aprendido alguna cosa, así que en el mundo laboral es lo mismo. El jefe es una autoridad de la que seguro, algo (por poco que sea) puedes aprender. Aprovéchalo
¿Eres capaz de ver a tu jefe como una persona? Si piensas que sólo se trata de una persona que manda mucho, es muy seria y te hace currar un montón, deberías pensar que debajo de todo eso hay una persona igual que tú, tal vez con más experiencia y formación (para eso es el jefe), pero también con esperanzas, miedos, frustraciones, aspiraciones, fortalezas y debilidades. Tratar de ver el lado humano de nuestro jefe puede ayudarnos incluso a entender porqué es así.
¿Seguro que no eres tú? En ocasiones, arremetemos contra nuestro jefe porque nos sentimos frustrados con nosotros mismos, envidiosos de que promocionen a otros y no a nosotros, o nos enfadamos porque otros encuentran mejores soluciones que nosotros y todo esto, lo descargamos en nuestro jefe porque es el «culpable» de promocionar a otra persona o de elegir la idea de otro. Piensa qué has hecho mal para no volver a hacerlo y piensa si el culpable es tu jefe o eres tú.
¿Has tenido alguna vez un jefe horrible? ¿Cómo has manejado la situación?