Ganar un día una carrera puede ser un factor de suerte, pero ganar casi siempre una carrera ya no es cuestión de suerte, es cuestión de preparación y persistencia. El trabajo es un poco como esa carrera. Tú sabes que eres bueno en tu trabajo, pero no vale con que sólo tú lo sepas, hay que demostrarlo. No se trata de pasar el día adulando a los compañeros o haciendo la pelota al jefe, no. Se trata de demostrar que tú eres bueno.
Como en todos los sitios, habrá unos días mejores y otros peores, pero tienes que probar que a la larga, sabían lo que hacían el día que te contrataron. No vale con hacer un día una buena carrera, hay que esforzarse en el día a día y hay que demostrarlo todos los días.
Hoy quiero dejarte algunas claves que nos dan desde Forbes para ser el mejor:
Cumple con lo que dices. Esto es importante a todos los niveles, porque si la gente sabe que acostumbras a ser coherente entre lo que predicas y lo que haces, te toman más en serio. Si te comprometes a enviar un proyecto tal día, hazlo. Todos te tomarán por una persona responsable.
Asume responsabilidades en lugar de excusarte. Acepta tus responsabilidades e intenta cumplir al máximo con lo que se te pide, dentro de lo que está a tu alcance, claro. Y evidentemente, si no puedes por limitaciones propias, acéptalas y comprométete a solucionarlas.
Convierte las quejas en peticiones. Es un hábito importante a construir en todas las facetas de nuestra vida, pero especialmente en el trabajo, y no sólo hacía ti, sino también en tu manera de hablar con y de los demás. En lugar de decir que los de informática son insoportables y negarte a trabajar con ellos, dile a tu jefe que te gustaría plantear alguna propuesta para mejorar las relaciones con ese departamento.
Céntrate en las soluciones. Si las peticiones son buenas, las solicitudes son aún mejores. Si además de plantear una propuesta, directamente planteas un esbozo de cual sería tu solución a un problema en concreto, estás dando una excelente imagen de ti como colaborador.
Maneja tu propio crecimiento. Muchos trabajadores esperan a ser cultivados por sus jefes, o su entorno, sin tomar un rol activo en esa formación. No entienden que cada uno es dueño del destino de su propia carrera y que tenemos que estar constantemente preguntándonos dónde queremos llegar y cuál es la mejor manera de hacerlo. En lugar de esperar que tu jefe te plantee nuevas oportunidades, dile explícitamente lo que te interese.
Sé un buen colaborador. Los jefes, aunque a veces no lo parezca, son perfectamente conscientes de quien colabora más en su equipo, quien pone las cosas fáciles a sus compañeros y quien apoya sus éxitos. Hazlo no sólo por él o ella, sino por tus compañeros y por último, por ti. Las influencias positivas siempre nos son devueltas.
Hazle la vida más fácil a tu jefe. No se trata de ser un pelota, pero la mayoría de jefes están hartos de ver como sus empleados sólo se preocupan por ellos mismos. Dedica algún tiempo a facilitarle las tareas que tienen que ver contigo a tu jefe, porque su éxito es el de todo el equipo, y por lo tanto, también el tuyo. Y tu apoyo a él hará que cuando más lo necesites, el te apoye a ti.
El problema es que hay muchos profesionales buenos pero son muy parecidos y, por tanto, son sustituibles y baratos (Andrés Pérez Ortega).
¿Eres un buen profesional?