Escucha

Cómo no, todos recordamos el famoso «¿Pero por qué no te callas?» que el Rey dirigió a Hugo Chávez ó «tus palabras son un zumbido de moscas para mis oídos», sacado del libro Sinuhé el Egipcio (muy recomendable para quien no lo haya leído).

Y es que hay veces que determinadas cosas no merecen ser oídas, pero otras muchas veces sencillamente nos centramos en nosotros mismos y no escuchamos lo que otras personas tienen que decirnos.

Haz la prueba: si alguien te pregunta algo sobre lo que no quieres hablar, o simplemente quieres cambiar de tema, no tienes mas que reenfocar la conversación y preguntarle algo sobre él. No falla, se pone a hablar como si nada.

Parece fácil, pero no. Escuchar es mucho más difícil que hablar. Ahora hablamos mucho de los líderes y de las capacidades que estos deben tener. Una de ellas es la de saber comunicar. Esto está muy bien, hay que saber transmitir mensajes eficazmente. ¿Y qué hay de escuchar? Si quieres que tu liderazgo sea eficaz, además de mejorar el arte de la comunicación, hay que mejorar (y mucho) el arte de la escucha. Hay que prestar atención a todos los aspectos, saber cuándo hay que hablar y cuándo hay que escuchar.

Y también muy importante: los demás deben saber que les escuchas. Una de las peores sensaciones es la de sentirse ignorado. Decir algo y no obtener respuesta te hace sentir muy frustrado. Vivimos en la era de las tecnologías donde la inmediatez es imprescindible. Si quieres estar en el mercado, no puedes dejar la respuesta de un cliente para después, hay que escuchar lo que te piden, lo que te dicen y contestar lo mejor y lo más rápidamente posible, si no, otro lo hará por ti.

¿Qué puedes hacer para mejorar tu arte de escuchar?

• Prométete que no vas a hablar. Hay muchas personas que piensan que el silencio les hace invisibles. Esto no es cierto. Casi siempre, cuanto menos hables, mayor será el impacto cuando lo hagas.
• Pon toda tu atención. Mantén el contacto visual aunque sin mirar fijamente. Concéntrate en el que habla e inclínate ligeramente hacia adelante para comunicar que estás plenamente abierto a lo que el otro te tiene que decir. Inclina afirmativamente la cabeza, sonríe o pregunta algo relevante si requieres mayor claridad en algún punto. De esta manera, envías un mensaje no verbal, indicando que estás escuchando al 100 por 100.
• No hagas otra cosa. Si alguien te pide que le escuches y tú dices que sí, deja lo que estés haciendo y escucha. Si sigues haciendo otras cosas, además de ser una falta de educación, te perderás parte de lo que tengan que decirte.
• No des consejos. No lo hagas si no te lo piden. Quien tenga algo que decirte, puede que simplemente quiera decirte algo y no necesite ningún consejo. No lo lleves a tu terreno personal si no es necesario.
• Escucha con atención lo que no conoces. Seguramente puedas aprender mucho.
• Prepárate para cambiar de opinión. Por mucho que pensemos que llevamos la razón, si escuchamos diferentes argumentos sobre un tema es posible que nos hagan dudar y comencemos a ver las cosas desde otra perspectiva, ¿por qué no? No siempre vamos a estar en lo cierto.
• No interrumpas. Deja que la otra persona termine. Hay veces que esto es difícil, pero debes controlarte y dejar que la otra persona acabe de hablar.

Esto es lo que me recuerdo a mi mismo cada mañana: “Nada de lo que diga hoy día me enseñará algo. Así es que si voy a aprender algo, debo hacerlo escuchando» (Larry King)

¿Dominas el arte de escuchar?