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Excusas que dañan tu imagen profesional

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excCuando entramos a trabajar en una empresa tenemos que tener muy clara cuál es la imagen profesional que queremos dar, pero no basta sólo con quererlo, hay que darla. No es suficiente con que tú por ejemplo creas que eres una persona muy empática, cuando resulta que los demás no te ven así.

Es difícil hacerse con una buena imagen profesional y muy fácil dañarla

En Expanasion.com nos descubren algunas claves para dañar tu imagen profesional. 

No tengo tiempo

Para Pilar Jericó, presidenta de Be-Up, la clave en este caso es saber decir ‘no’: «Hay que intentar ser muy selectivo y, sobre todo, no escudarse en ello para renunciar a oportunidades que dejamos pasar porque estamos ensimismados en nuestra actividad habitual. Ahora que los proyectos transversales son más que habituales en las empresas, si nunca participas en ninguno te arriesgas a que te cuelguen el sambenito y, sin proponértelo, cierres la puerta a algo nuevo, que puede ilusionarte y te ayudará a ascender. Siempre es bueno fomentar un networking interno».

Estoy reunido

Dependiendo del cargo que ocupes, estar reunido es una excusa más que suficiente para no atender cualquier asunto. Pero si alguien quiere hablar contigo, y más de tres veces consecutivas recibe la misma respuesta, claramente pondrás en entredicho tu eficiencia como gestor. Las reuniones eficaces no se prolongan más allá de 20 minutos. Jericó recomienda celebrarlas de pie y con un orden del día: «Marcar un objetivo previo y llegar a una conclusión». Esta estrategia te permitirá una gestión ágil y ahorrar tiempo para otros quehaceres.

Tengo la agenda llena

Si tienes un cargo de responsabilidad o cierta popularidad en determinado sector, en breve empezarás a ver como los pocos huecos que tienes -comida, gimnasio…- se irán llenando de asuntos laborales. Y a poco que te descuides, te sorprenderás diciéndole a tu madre o a tu amigo del colegio que no puedes comer ese día señalado porque ‘tengo la agenda llena’.

Ahora no puede ser

No se trata de una agenda hasta arriba, ni de no tener tiempo, simplemente no encuentras el momento. Si en un día observas que más de tres veces dices, ‘ahora no puede ser’, es un síntoma de que quizá no va a poder ser nunca. José Manuel Chapado, socio de Éthica Consultores, afirma que ser consciente de ello es un buen principio: «No podemos intervenir en lo que no somos capaces de detectar». Propone colocar en algún sitio visible una señal de prohibido que active la alerta ante esta excusa que, explica, «se puede mitigar marcando un plazo, por ejemplo, ‘ahora no puede ser pero pásate en 30 minutos o mejor llámame mañana a esta hora'». De esta manera te marcarás un objetivo concreto que te ayudará a gestionar lo que estás haciendo y marcarte ciertos límites para atender un asunto que, en la mayoría de los casos, puede ayudarte a ser más eficaz o darte las pistas para resolver algo de otra manera.

Envíame un correo

¿Cuánto tiempo tardas en leer un email? ¿Y en responderlo? Tanto si eres de los que se marca un momento del día para atender los correos electrónicos o de los que se responden sobre la marcha, los que te conocen saben que ‘envíame un correo’ no es una excusa, es un acelerador de la gestión. Pero si lo utilizas para quitarte de encima problemas y nunca contestas, no sólo perjudicas tu imagen, sino que quedas en la peor de las evidencias: tu rastro en la red. Aquel o aquellos que te requieren pueden mostrar, como el peor de los pecados, que han intentado ponerse en contacto contigo sin obtener respuesta. Esta excusa no se la lleva el viento…

¿Cuál crees que es la peor excusa que puede dañar la imagen de un profesional?

 

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