Son la nueva generación. Esos que nos pagarán las pensiones. Y llegan pisando fuerte: los millennials.
Ellos están preparados, pero, ¿están las empresas preparadas para acoger a esta nueva generación?
Según un estudio, más de la mitad de los empleados (el 52%) declara que las empresas no consiguen cubrir las necesidades de las distintas generaciones que coexisten en un mismo lugar de trabajo. La conclusión más evidente señala una trayectoria de choque en el entorno empresarial, ya que, por primera vez en la historia, se incorpora a la población activa una cuarta generación, la generación Z, aquellos jóvenes que ahora tienen diecinueve años o menos.
La buena noticia es que la mayoría de los trabajadores de todas las generaciones (el 88%) considera que contar con una plantilla de diferentes edades supone un activo para las empresas. Sin embargo, el estudio desveló un importante reto que los directivos deberán superar. Más de un tercio (el 35%) de los empleados de más edad anticipa que las tensiones en el lugar de trabajo aumentarán con la llegada de la generación Z a sus empresas. Con la siguiente ola de cambios provocados por la tecnología, que sin duda va a irrumpir y alterar más aún el entorno de trabajo, es fundamental establecer entornos que realmente faciliten y motiven el trabajo armonioso y productivo de todas las generaciones.
El estudio reveló que el 65% de los encuestados reconoce que hay diferencias fundamentales en la forma de trabajar de los empleados de cada generación. El contraste más evidente surgió en sus respectivas actitudes, expectativas y estilos de trabajo. La comunicación cara a cara, aun siendo el método preferido de todos los grupos de edad, sufre un descenso generacional. La preferencia por ella cae desde el 77% entre los hijos del baby boom al 58% en la generación Z. Por otro lado, el 73% de los miembros de la generación Z cree que su futuro empleador responderá a sus necesidades, en oposición al 48% de las otras tres generaciones.
Para David Mills, director ejecutivo de RICOH Europe, “No hay duda de que la generación Z se encamina hacia una crisis de realidad y las empresas deben adaptarse ya. Intentar constreñir a los empleados (especialmente a los de la generación Z) con las mismas formas tradicionales de trabajar, y obligarles a utilizar las mismas herramientas, sencillamente no funcionará. Las personas son a menudo el mayor diferenciador para una organización, y las empresas de más éxito serán aquellas que puedan capacitar y comprometer a todas las generaciones de su plantilla, desde los más experimentados hasta los jóvenes más prometedores”.
¿Crees que están preparadas las empresas para estas diferencias generacionales?