No sólo lo que dices, si no cómo lo dices, da muchas pistas sobre tu personalidad. Es verdad que son muchas cosas las que hay que tener en cuenta: cómo vestir, el lenguaje corporal…, pero todo influye.
No cuidar el lenguaje que se usa durante una reunión o una conversación individual, ya sea formal e informal, puede limitar nuestras oportunidades de ascenso. Forbes ha elaborado una lista con las expresiones más usadas y cómo se definen las personas que las usan.
- «No es justo». La vida en general no es justa. Por más que uno se esfuerce por dar su mejor versión como profesional puede que no se recompensada de la manera que se pretendía. Sin embargo, mostrar esta disconformidad aludiendo a la injusticia es un signo que es percibido como un rasgo de inmadurez. Una opción para escapar de dicha imagen, es dar nuestra opinión sobre a qué aspiramos como profesionales, a dónde nos gustaría llegar y preguntar al responsable cuál es el mejor camino para lograrlo.
- «Siempre se ha hecho así». En un mundo donde la tecnología está cambiando los procesos productivos y las formas de trabajo, gracias en parte a la introducción de generaciones más jóvenes con perspectivas laborales distintas, anclarse en la forma tradicional de hacer las cosas puede significar que somos personas vagas, sin interés por evolucionar y, por tanto, estancadas y prescindibles para la empresa.
- «No hay problema». Si no hay problema es que, quizás, en algún momento lo hubo. No es de las expresiones más fatídicas, pero si puede ser representativa de cierta reticencia a las normas en vez de mostrar una actitud de disposición, pese a que sea éste el objetivo. En su lugar, la frase que acompaña a una petición puede ir ligada al agradecimiento.
- «Igual es una tontería, pero creo…» o «Trataré de…» Estas frases suenan como a tentativas. Un empleado debe estar seguro de que hará un trabajo, independientemente de que luego no salga bien, porque todo se basa en la actitud previa que tenga ese empleado. Las actitudes optimistas siempre redundan en unos mejores resultados, aunque sólo sean en la línea del aprendizaje que ha servido desarrollar un determinado proyectos o tarea.
- «Sólo será un minuto». Nada dura un minuto exacto. Es una expresión muy usada pero irreal y puede ser un signo de que estamos ante una persona que no dedica el tiempo necesario a las cosas que emprende, aunque sea en una conversación.
- «Es incompetente». La crítica sin argumentos genera desconfianza y la crítica destructiva no contribuye a nada que sea positivo para las relaciones personales dentro de una empresa, ni para los resultados de la compañía. Por tanto, se esté seguro o no de algo, las críticas hacia el trabajo ajeno debe estar sustentadas por una alternativa de mejora y no una descalificación personal o profesional.
- «No está dentro de mis competencias». Cada persona tiene un rol dentro de la compañía pero no hacer una tarea que no compete al puesto de trabajo que se ostenta puede significar una señal de falta de trabajo de equipo, compañerismo y desinterés por la empresa.
- «No es mi responsabilidad» o «No es culpa mía». El liderazgo debe ser proyectado en términos de responsabilidad. Uno asume como propios los errores de otros porque, puede, que en alguna fase se haya podido intervenir para evitarlo o se haya contribuido de alguna manera a cometer el fallo.
- «No puedo». Negarse a una tarea por creer que está por encima de nuestras capacidades profesionales es una señal de que estamos ante una persona sin voluntad, ganas de avanzar y aprender.
- «No me gusta este trabajo». El enfoque negativo de las cosas que suceden en el trabajo no sólo no es productivo, sino que proyecta la imagen que estamos ante un profesional que sólo se queja ante la adversidad.
¿Qué más cosas crees que no deberías decir en tu trabajo?