Donde dije digo, digo Diego. Si es que hay quien no se pone de acuerdo ni consigo mismo. Hay jefes a los que les encanta marear al personal. Ahora esto y al rato lo otro. ¿Y qué pasa con esos jefes que según llegan a la oficina están de muy buen humos y al rato no hay quien les soporte? Que tienen mucha presión: muy bien, pero, ¿lo tienen que pagar con sus subordinados? Yo no tengo por qué aguantar el mal humor de nadie ni aunque sea mi jefe!
Desde Forbes nos dan algunos consejillos para soportar estos cambios de humor:
Establece patrones. Una opción es intentar establecer la sincronización de sus enfados con algún evento en la empresa o ver cuáles son los principales desencadenantes, para poder predecir su humor y saber responder a ello. Si cuesta definir este patrón, quizás el asistente personal del jefe, si lo tiene, pueda ayudarnos, porque al fin y al cabo es la persona más cercana a él o ella y el que mejor puede conocerle.
Intenta que no te afecte. Si eres consciente de que los cambios de humor de tu superior son cambiantes, asúmelo e intenta que no te afecte a nivel personal. Es difícil evitar el contagio emocional, pero debes evitar convertir tu jornada laboral en una montaña rusa sólo porque la de tu jefe lo es.
Mantén la calma. No puedes evitar los cambios del jefe, pero si puedes evitar los tuyos o como mínimo intentar que no se propaguen. Así que mantén la calma y recuerda que aunque ahora este en su lado más negativo, en medio hora puede cambiar de opinión, así que no le dediques un esfuerzo excesivo. Mantén tu humor y tu positividad.
Asegúrate de que no eres la causa. No lo des por supuesto. Asegúrate de reflexionar también sobre tu propio estado de ánimo y tu rendimiento. ¿Estás siendo optimista con tu actitud? ¿Estás cumpliendo sus expectativas? A veces el humor cambiante de los jefes puede responder a que los empleados no están funcionando al nivel que el o ella querría, pero no ha sabido comunicarlo con claridad.
No te lo tomes como algo personal. Cuando tengas que sufrir uno de estos episodios, si te has asegurado en el punto anterior que no eres la causa, no te lo tomes como algo personal. Haz otra tarea, tómate un café o sal a tomar el aire, para luego seguir adelante con lo tuyo. Si el mal humor es crónico, puede que debas sentarte a discutirlo directamente con el responsable, y hacerle saber los efectos que tiene sobre ti.
Documenta su comportamiento. Puede que efectivamente un día te encuentres en la tesitura de tener que explicar a otro superior el comportamiento cambiante de tu jefe directo. Así que en los casos más extremos, mantén pruebas de ese mal humor para poder acreditar lo que estás diciendo, para que tenga un mayor efecto en la empresa y en tu trabajo.
No provoques más cambios de humor. Se trata de, básicamente, no añadir más leña al fuego cuando ya se han descubierto los desencadenantes de los cambios de humor del superior. Y a veces es casi mejor sacrificar un tiempo de entrega o la finalización de un proyecto a tiempo a activar el mecanismo de malhumor del superior en cuestión.
Elige las horas de reunión apropiadamente. Si sus cambios de humor responden a patrones temporales, escoge adecuadamente el momento en el que reunirte con tu jefe. Por ejemplo, puede que esté de mejor humor después de comer, o que sea un período más largo, por ejemplo a final de mes o a final de trimestre. Es un elemento básico a tu favor así que aprende a jugarlo.
No te enfrentes durante los peores episodios. Parece lógico, pero no está de más recordarlo. No le preguntes por qué de repente está tan enfadado, y mucho menos, intentes plantarle cara. En ciertos momentos algunos superiores han incluso olvidado los modales, pero no seremos nosotros quien se lo recordemos y menos en plena efervescencia.
Si el problema persiste…quizás puedas ayudarle. Evidentemente no en uno de sus peores momentos, pero si hablamos de un humor cambiante significa que también hay oportunidades en las que está de buen humor. Concéntrate en encontrar el momento adecuado para debatir sobre lo que está pasando, y aunque no puedas hacerle de terapeuta, si puedes hacerle llegar cómo te sientes, si lo comparte el resto del equipo, y cómo afecta a vuestro trabajo.
¿Tiene tu jefe un humor cambiante?