Trabajar bajo presión y no morir en el intento

Hay quien dice que si no trabaja bajo presión, no trabaja igual. Pues qué quieres que te diga. Si no queda más remedio, qué le vamos a hacer, pero personalmente prefiero ir haciendo el trabajo poco a poco que dejarlo todo para última hora.

Hay que reconocer que en algunas ocasiones, el hecho de trabajar bajo presión, de tener los plazos prácticamente encima, te hace ser más productivo y más eficaz, pero el hecho de tener que trabajar siempre así, me produce estrés, además de que creo que se pueden llegar a cometer más errores por las prisas…

Lo que está claro es que en algún momento todos hemos tenido (y tendremos) que trabajar bajo presión. ¿Cómo afrontarlo para no «morir» en el intento?

Ante todo, tranquilidad

No dejes que el estrés te domine. Respira y comienza a organizarte.

Analiza la tarea

Hay que saber separar lo que es importante de lo que no lo es, así como definir prioridades. Para ello, identifica los objetivos claves y mira a ver con qué recursos cuentas.

Maneja el tiempo

Si planificas adecuadamente el tiempo, aunque sea escaso, el estrés disminuirá ya que podrás cumplir mejor los plazos, además de poder tener un pequeño margen para imprevistos.

Haz una lista

Planifica lo que hay que hacer y repártelo entre los miembros del equipo. Recuerda la importancia de priorizar. Descarta esas actividades que consumen mucho tiempo y no van a ayudar a obtener grandes resultados.

Aquí es muy importante el saber delegar. Para eso es importante conocer a las personas de las que te rodeas y saber quién podrá hacer mejor qué, es decir, qué habilidades tiene cada uno y así optimizar el trabajo asignado.

Busca momentos de desconexión

No dejes de hacer todas tus actividades diarias como ir al gimnasio, pasear al perro o dar un paseo. En realidad estas pequeñas cosas de la vida cotidiana te servirán para despejar la mente y ver las cosas de otra forma.

Y a ti, ¿trabajar bajo presión te estresa o te hace ser más productivo?