Emigrar, además de moverse de un lugar a otro, es dejar un «modelo de vida» y de identidad para incorporar otro. Es una oportunidad.
¿Quieres emigrar para encontrar trabajo? ¿Te gustaría irte fuera pero no te atreves? El Instituto Nacional de Estadística (INE) indica que más de dos millones de personas se han marchado de España entre 2008 y 2014.
En los últimos años el perfil del inmigrante ha cambiado mucho. Según los datos oficiales, de los más de dos millones de personas que han salido de España en los años de la crisis económica 1.924.714 eran extranjeros (88,01%) y 262.081 españoles (11,98%).
Lo que significa que entre 2008 y 2014 al menos el 0,6% de los españoles han elegido la migración con la esperanza de mejorar su vida y de encontrar fuera oportunidades que en España no tenían.
Cada vez más, las personas que emigran están deseando descubrir el mundo por sí mismos y no solo a través de las redes sociales. Aquí tienes las claves imprescindibles para disfrutar de una estancia exitosa:
1. DESCUBRE QUÉ TE LLEVA A EMIGRAR
Para tomar esta decisión tienes que tener motivos importantes para querer salir de España. ¿Cuáles son los tuyos? ¿Son motivos económicos, personales, sociales? ¿Buscas una vida nueva?
Es bueno saber que, a pesar de querer encontrar un futuro mejor, dejar atrás lo conocido, requiere un proceso de adaptación. Por eso, es importante tener muy claro por qué quieres emigrar. Así, en los primeros meses de tu estancia en el extranjero que suelen ser los más complicados, estos motivos te darán la fuerza necesaria para seguir adelante.
Es frecuente y normal que durante la etapa de la toma de decisión tengas pensamientos y sentimientos ambivalentes «no sé si el idioma va a ser un impedimento para el trabajo». «creo que seré mucho más feliz ahí», «voy a echar mucho de menos a mi familia y amigos», «los amigos siempre estarán esperándome», que pueden generarte estrés, ansiedad, tristeza y pena.
Por ejemplo, podrás tener miedo al fracaso y a lo desconocido, o sentirte culpable de estar feliz aunque vayas a dejar atrás todo lo que conoces e incluso a las personas queridas.
Si esto te pasa, te puede ayudar centrarte en tus ilusiones, como tener una vida laboral satisfactoria y el nivel socioeconómico deseado, conocer a nuevas personas, descubrir nuevas culturas y dejar atrás t algunos problemas, para renovar las fuerzas y reactivar el motor de tu proyecto migratorio.
Es importante establecer un proyecto migratorio realista. Los motivos para migrar tienen que ser sólidos y las esperanzas factibles para que una vez llegado al nuevo país, no te desmoralices en caso de no encontrar lo deseado.
2. TEN EN CUENTA QUE VIVIRÁS EL DUELO MIGRATORIO
Una vez allí, pasarás probablemente por una fase normal de duelo migratorio. La migración, como todo cambio social y personal, tiene su parte de perdidas. Tendrás que hacerte a la idea de que allí no tendrás a tu familia, tu cultura, tu mismo estatus social, tus mismas ideas de futuro, etc.
Sin embargo, solo es un duelo parcial porque todo lo «perdido» sigue estando allí, en el país de origen y no está perdido para siempre. Es una fase necesaria para aceptar la nueva etapa vital y poder construir sobre bases sólidas una nueva vida en el lugar elegido.
Este duelo puede tener consigo la aparición de fatiga mental y afectiva, irritabilidad, insatisfacción, frustración, estrés, sentimiento de impotencia, o déficit de atención y de memoria. No te preocupes si sientes alguno de estos síntomas, son normales y pasajeros.
3. RECONSTRUIRÁS PARTE DE TU IDENTIDAD
El siguiente paso incluye una cierta reconstrucción de tu identidad. Estarás en un lugar donde tendrás pocos puntos de referencia y donde te pueden surgir preguntas como ¿Quién soy yo, si no soy «el hijo de María»? ¿Quién soy yo, si no soy el famoso ingeniero del barrio?
Es normal que en el proceso de adaptación consumas mucha energía. Aprender e incorporar el funcionamiento del país de acogida puede ser todo un misterio, algo tan sencillo como saludar a la gente genera dudas: ¿Cómo se saludan aquí? ¿Doy la mano, un beso, dos besos?
Recuerda que puedes sacar partido a la situación. Tener una identidad por construir puede ayudar en los procesos de adaptación y de integración. Es de gran ayuda tener la mente abierta e incorporar nuevas costumbres y tradiciones. Tener que reconstruir parte de tu identidad te permitirá «empezar de nuevo», dejando atrás actitudes propias que antes no te gustaban.
4. FACTORES QUE FACILITAN LA ADAPTACIÓN
Aunque las actitudes de apoyo y solidaridad por parte de los paisanos facilitan mucho el proceso de integración, tú mismo puedes hacer muchas cosas para disfrutar de tu estancia.
- Ten objetivos claros de tu proyecto: en dónde vas a trabajar, dónde vas a vivir, qué quieres alcanzar
Conoce y acepta las tradiciones del país acogedor, sin perder por ello tus propios valores: estar abierto a la nueva cultura, disfrutar de probar alimentos y costumbres nuevas. - Antes de marcharte puedes comenzar por ver documentales sobre tu futuro país de acogida, leer literatura típica de allí, y en caso de que no fuera un país hispanohablante, aprender o refrescar el idioma es un primer paso para la integración en el país de destino. También puedes informarte del cambio de moneda: ¿cuánto vale el euro frente al peso o al dólar? ¿Cuánto valen las cosas básicas allí? ¡Cuanta más información tengas de antemano, menor será el choque cultural!
- Trata de verlo todo como una aventura. ¡Tómate los obstáculos con humor! Imagina cómo te gustaría contarles a tus amigos tus experiencias y cómo podrías hacerles reír, ¡todo te parecerá menos difícil y disfrutaras de cada experiencia!
- Participa en la vida socio-política y en actividades interculturales suele ser de gran ayuda: inscribirte en la lista de votación de tu pueblo/ciudad, participar en las fiestas del barrio, acudir a centros sociales o religiosos de tu barrio, conocer a tus vecinos,
- Un buen consejo es que no cierres todas «las puertas» de tu país antes de marcharte, nunca sabes si querrás volver: mantente informado de la actualidad en tu país de origen, si tienes posibilidad económica, trata de no cerrar todas tus cuentas bancarias, intenta mantener el contacto con tus familiares y amigos.
La migración es un proceso que requiere la inversión de tiempo y de energía. Si se prepara bien, puede ser una experiencia muy enriquecedora y llena de posibilidades.