El último en abandonar el barco ha sido Brendan Iribe ex CEO y fundador de Oculus, la compañía especializada en el desarrollo de productos vinculados a la realidad virtual que fue adquirida por Facebook en 2014 por 2.000 millones de dólares. «Trabajar con gente talentosa en Facebook y Oculus ha sido la experiencia más enriquecedora de mi vida». Con buenas palabras… pero Iribe se va, como lo hicieron antes los fundadores de WhatsApp o de Instagram. ¡Si hasta los inversores piden la cabeza de Mark Zuckerberg!
¿Qué está pasando con Facebook para que todo el mundo quiera irse?
Hace muchos años que Facebook dejó de ser tan solo una red social para convertirse en una de las empresas tecnológicas más importantes del mundo con tentáculos en decenas de sectores más o menos relacionados con internet y las nuevas tecnologías. La compra de firmas como WhatsApp, Instagram o la propia Oculus tuvieron como objetivo ampliar el espectro comercial de la compañía así como ahogar a la competencia. Facebook es, a día de hoy, un gigante tecnológico… ¿demasiado grande?
La lista de escándalos de Facebook en los últimos tiempos ha empeorado la imagen de la compañía ya de por sí deteriorada. La presunta injerencia de Rusia (a través de Facebook) en las elecciones presidenciales del pasado mes de noviembre fue el primer hecho que puso en alerta a las instituciones norteamericanas. La proliferación de fake news y su difusión a través de la red social también se ha convertido en un problema de difícil solución para la compañía estadounidense. Y, después, llegó Cambridge Analytica… y Zuckerberg se vio acorralado.
A todo esto hay que añadir la sensación de que Facebook se está quedando antigua, de que los más jóvenes no quieres saber nada de esta red social y emigran a aplicaciones más nuevas. Y si Facebook pierde a los más jóvenes, su futuro como red social queda en entredicho tal y como aseguran diversos analistas que consideran esta falta de atracción de nuevos usuarios como la clave de la crisis de Facebook como empresa.
Pero lo que cuenta, en realidad, es el precio de cada acción. Y si Facebook fuese como un tiro en bolsa, Zuckerberg no estaría preocupado ni por los jóvenes ni por los hackeos masivos. En junio pasado la tecnológica con sede en Menlo Park presentó unos malos resultados que ocasionaron un descenso en las acciones de un 30%. Los inversores están nerviosos porque su dinero en Facebook no trabaja por ellos igual de bien que antes…
Piden la cabeza de Mark Zuckerberg
Así las cosas, diversos fondos de inversión públicos estadounidenses emitieron un comunicado hace días en el que animaban al resto de accionistas a presionar para deshacerse de Mark Zuckerberg y dar un giro a la compañía. Los escándalos, la falta de cintura para renovarse y, sobre todo, la pérdida del valor de las acciones han provocado que estos fondos sientan la necesidad de cargarse al mandamás de la compañía.
¿Y Zuckerberg qué opina de todo esto? Dicen los analistas especializados en Facebook que Mark lo tiene todo atado y bien atado y que de su compañía no le sacan ni con aceite hirviendo por mucho que pataleen. El peso de sus acciones, dicen, es 10 veces mayor que la del resto de accionistas, además de contar con una posibilidad de veto a cualquier decisión ejecutiva que lo hace prácticamente intocable. Lo acusan de ser una especie de Putin en la compañía… pero nadie ha dicho que una empresa privada deba ser una democracia, ¿no?
Zuckerberg nunca se ha caracterizado por ser un tipo nervioso y no le vemos perdiendo la cabeza, aunque su imperio viva uno de sus momentos más convulsos. Por el momento, Facebook sigue tratando de renovarse, apostando por el fútbol a nivel mundial, ultimando una app para ligar y haciendo fichajes para paliar la fuga de ejecutivos, entre ellos Nick Clegg, viceprimer ministro con David Cameron en el Reino Unido, que se erige en nuevo jefe de asuntos globales y comunicación. ¿Su labor? Enderezar el rumbo de la compañía entre las bambalinas de Washington y pulir la imagen de la compañía entre los reguladores, también en la Unión Europea. Y es que el bueno de Zuckerberg siempre tiene un plan b…