Warren Buffett y su olfato: fortuna por su apuesta a Goldman

Johngo

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A DOS AÑOS DEL SALVATAJE, EMBOLSARÍA U$S 1.500 MILLONES

Warren Buffett no pierde el olfato: ganará una fortuna por su apuesta a Goldman en la crisis

El banco Goldman Sachs evalúa la recompra de las acciones preferidas adquiridas por el célebre inversor en el peor momento de la crisis subprime en 2008. La operación representaría un retorno anual del 12,5%. En su momento, la apuesta de Buffett fue un respaldo vital para Goldman en plena crisis de confianza. Pero le costó cara

Para consejos de inversión, nada como ir a las fuentes y abrevar en los clásicos. Y el que más está en vigencia sigue siendo el inoxidable Warren Buffett, director del fondo de inversión Berkshire Hathaway y considerado como el mejor inversor de todos los tiempos.

A sus 80 años de edad, por estos días está confirmando una vez más que su apodo “Sabio de Omaha” (su ciudad natal, en el Estado de Nebraska) y su olfato para los negocios siguen intactos, luego de que se supiera que el banco Goldman Sachs estaría evaluando recomprarle las acciones preferidas perpetuas en su poder, permitiéndole obtener una ganancia de u$s 1.500 millones en tan sólo dos años.

Estos títulos fueron adquiridos por Buffett en septiembre de 2008, en el peor momento de la crisis subprime, como voto de confianza frente a los mercados de que la entidad no se iba a hundir como su competidora Lehman Brothers.

La operación todavía no se ha confirmado por parte del banco, pero los rumores corren por estos días respecto de la fabulosa ganancia que estaría por embolsar Buffett.

De acuerdo con una información publicada por The Wall Street Journal, Goldman Sachs estaría dispuesto a pagar más de u$s 5.000 millones para recuperar esas acciones, ya que el dividendo que pagan es del 10% anual, un costo muy elevado para la entidad en las actuales circunstancias post crisis.

Para entender el espectacular negocio que hizo Buffett, hay que retroceder en el tiempo, más precisamente a ese fatídico (e inolvidable) mes de septiembre de 2008.

Tras la caída de Lehman, acaecida el día 15, se dispararon todos los temores (incluso los más extremistas), generando una ola de pánico entre los analistas, inversores, operadores y funcionarios del gobierno de George W.Bush respecto del futuro del sistema financiero estadounidense.

En momentos en que cualquiera de los grandes bancos temía morir al estilo Lehman, quien fuera capaz de “vender” un poco de sobrevida, seguramente iba a obtener una ganancia fabulosa. Y así fue el golpe maestro de Buffett, quien supo aprovechar la situación desesperada de Goldman Sachs para ofrecerle un préstamo en efectivo con unas condiciones que, en circunstancias normales, jamás habrían aceptado.

Para las autoridades del banco, dirigidas en esos momentos por Lloyd Blankfein, la venta de estas acciones preferidas perpetuas era el reaseguro de que el mayor inversor de todos los tiempos confiaba en Goldman y que además no necesitaban de fondos públicos para capitalizarse, una señal de la salud de la entidad frente a un mar de bancos (supuestamente) agonizantes.

De hecho, al día siguiente del préstamo de Berkshire Hathaway, Goldman (el banco con la mayor ganancia de la historia de Wall Street) logró captar fondos adicionales por u$s 5.750 millones.

Pero este pacto digno de Fausto tuvo su precio muy elevado, por lo que ahora Goldman trata de finiquitarlo con la recompra de las acciones. Encima, bajo la nueva reglamentación vigente tras los Acuerdos de Basilea III, estos u$s 5.000 millones de acciones preferidas no sirven para amortiguar la pérdida del banco, por lo que pasan a ser una pesada carga que debe soportar el balance de la entidad. Una fuente de Goldman citada por el Wall Street Journal dijo que les resultaba “demasiado cara” esta fuente de financiamiento y por eso la idea de deshacerse de tan afortunado prestamista.

La ganancia ya percibida por Buffett gracias a su préstamo a Goldman Sachs alcanza los u$s 1.000 millones, cobrados como dividendos, a los que se sumarían otros 500 millones más como prima por la recompra de las acciones. De hecho, el cálculo indica que el crédito de Buffett le cuesta al banco la suma gigantesca de u$s 1,3 millones por día, o 15 dólares por segundo. Y como las condiciones de financiamiento son totalmente distintas ahora (con respecto a lo que eran en septiembre de 2008), suena lógico que se plantee la recompra de estas acciones.

“Hay que ser temeroso cuando los demás son codiciosos y codicioso cuando los demás son temerosos”, es una de las frases célebres del reconocido gurú financiero. Y la verdad que a lo largo de sus más de 60 años como inversor (empezó antes de cumplir los 20 años) ha sabido como pocos detectar los buenos negocios de largo plazo y hacer escuela con sus consejos de inversión, siempre focalizados en invertir en negocios que se puedan entender y apostar a empresas muy sólidas con menor rentabilidad pero también con menos riesgo.

Es así que cuando se dio el boom de las compañías punto com a fines de los ’90, Buffett prefirió mantenerse al margen aduciendo que no entendía cómo eran esos negocios. Al principio, parecía que se estaba perdiendo la posibilidad de obtener ganancias muy elevadas, a medida que se disparaba el índice tecnológico Nasdaq. Pero cuando sucedió el estallido en abril de 2000, quedó claro que otra vez había tenido razón, frente a una marea de inversores atrapados en la espiral descendente de precios, igual que sucedió hace dos años atrás con las subprime.

La fuente de Goldman consultada explicó que la recompra no se haría de manera inminente, ya que primero la entidad necesita la autorización de la Reserva Federal y además debería provisionar unos u$s1.500 millones para realizar la operación. Pero queda claro que Buffett se ha vuelto un inversor caro (o muy rentable, según el lado del mostrador en el que uno se pare).

Sólo basta con comparar el retorno que obtiene Buffett con su inversión en Goldman, del 12,5% anual, contra lo que paga el banco por sus obligaciones negociables emitidas a mitad de año, de solamente un 2,95% anual.

Por Martín Burbridge – El Cronista
 
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