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De todos los indicadores, la Encuesta de Población Activa (EPA) que cada trimestre publica el Instituto Nacional de Estadística es, probablemente, el mejor termómetro no sólo del mercado laboral sino de la realidad de la economía española. De una forma u otra, casi todos los demás son consecuencia suya. El paro condiciona el déficit público, el consumo, la tasa de morosidad, las cuentas de la Seguridad Social, el Producto Interior bruto (PIB)... La publicada este viernes tiene una cara y una cruz.
Merece la pena destacar, por ejemplo, que la tasa de paro ha caído por primera vez desde el inicio de la recesión, aunque el dato, 19,79 por 100, todavía está muy lejos de los niveles anteriores a la crisis. Y es incluso más alta que hace un año. También que la economía terminó el tercer trimestre con 70.800 parados menos de los que había en junio, lo que supone una cierta mejora respecto al segundo trimestre del año, cuando sumó a su lista 32.800 desempleados más. En total, 4.574.700 personas estaban sin empleo al finalizar septiembre, 451.400 más que un año atrás. En doce meses, el paro ha aumentado un 11 por 100.
Ahora bien, aunque hay menos parados, el sistema ha perdido casi 35.000 empleos fijos a la par que ha ganado 128.000 temporales. Y hay que tener en cuenta que se trata del primer trimestre en el que ya está en vigor la reforma del mercado laboral, diseñada precisamente para mejorar la contratación de carácter indefinido. El INE matiza un aspecto a tener en cuenta: la estacionalidad. Si se analiza el dato desestacionalizado (medido en términos homogéneos), el paro ha aumentado en 65.800 personas y sobrepasado los 4,6 millones. Este efecto queda en parte reflejado en la encuesta, ya que la creación de empleo registrada sólo ha afectado al sector servicios, que ha generado 144.000 empleos entre julio y septiembre. En el resto de sectores se ha perdido ocupados, situándose en cabeza la construcción, que ha destruido 31.600 empleos.
A este dato hay que añadirle al menos otro también importante: durante el periodo julio-septiembre, se han creado más de 90.000 empleos públicos, es decir, a una media de mil diarios. Este aumento de plantilla se ha producido a pesar de que en mayo el Gobierno presentó un importante plan de ajuste del gasto para 2010 y 2011. En este momento, más de 3,17 millones de nóminas las paga el sector público, el 17,1 por 100 del total.
Las estadísticas de la EPA han recordado otra realidad inquietante: hay casi dos millones de parados de larga duración, cuatro veces más que en septiembre de 2007. Muchos de ellos se encuentran al borde de la exclusión social. En concreto, los casi 835.000 a los que se les acaba la prestación, 96.000 más que en el trimestre anterior.
Si se trasladan los números a las familias, el panorama se ha suavizado, aunque sigue siendo desolador. El número de hogares con todos sus miembros desempleados ha descendido por primera vez en tres años. Aún así, todavía se encuentran en esta situación 1,29 millones, 156.000 más que en septiembre de 2009. En el extremo opuesto, los afortunados que tienen a todos ocupados han crecido hasta sobrepasar los 9,2 millones.
Por último, hay que tener presente que el recorte en la tasa de paro apenas ha supuesto tres décimas y que éstas se han debido a que la población activa se ha mantenido estable. Por ello, esta vez el Gobierno ha decidido adoptar una posición de extrema prudencia ante la leve mejora. De hecho, no descarta que vuelva a recuperar la barrera del 20 por 100 antes de poder decir, de forma definitiva, que por fin ha tocado techo. Sin contratos estivales ni adscritos a las obras del Plan E, queda por ver cómo se comportará el último trimestre del año. Y en esta observación hay que incluir a Gobierno y agentes sociales, que ahora tienen encima de la mesa la reforma de la negociación colectiva, considerada por un buen número de expertos como más importate que la propia reforma laboral. Entre ellos el Banco de España y su oposición a lo que denomina la "dictadura de los convenios".
Merece la pena destacar, por ejemplo, que la tasa de paro ha caído por primera vez desde el inicio de la recesión, aunque el dato, 19,79 por 100, todavía está muy lejos de los niveles anteriores a la crisis. Y es incluso más alta que hace un año. También que la economía terminó el tercer trimestre con 70.800 parados menos de los que había en junio, lo que supone una cierta mejora respecto al segundo trimestre del año, cuando sumó a su lista 32.800 desempleados más. En total, 4.574.700 personas estaban sin empleo al finalizar septiembre, 451.400 más que un año atrás. En doce meses, el paro ha aumentado un 11 por 100.
Ahora bien, aunque hay menos parados, el sistema ha perdido casi 35.000 empleos fijos a la par que ha ganado 128.000 temporales. Y hay que tener en cuenta que se trata del primer trimestre en el que ya está en vigor la reforma del mercado laboral, diseñada precisamente para mejorar la contratación de carácter indefinido. El INE matiza un aspecto a tener en cuenta: la estacionalidad. Si se analiza el dato desestacionalizado (medido en términos homogéneos), el paro ha aumentado en 65.800 personas y sobrepasado los 4,6 millones. Este efecto queda en parte reflejado en la encuesta, ya que la creación de empleo registrada sólo ha afectado al sector servicios, que ha generado 144.000 empleos entre julio y septiembre. En el resto de sectores se ha perdido ocupados, situándose en cabeza la construcción, que ha destruido 31.600 empleos.
A este dato hay que añadirle al menos otro también importante: durante el periodo julio-septiembre, se han creado más de 90.000 empleos públicos, es decir, a una media de mil diarios. Este aumento de plantilla se ha producido a pesar de que en mayo el Gobierno presentó un importante plan de ajuste del gasto para 2010 y 2011. En este momento, más de 3,17 millones de nóminas las paga el sector público, el 17,1 por 100 del total.
Las estadísticas de la EPA han recordado otra realidad inquietante: hay casi dos millones de parados de larga duración, cuatro veces más que en septiembre de 2007. Muchos de ellos se encuentran al borde de la exclusión social. En concreto, los casi 835.000 a los que se les acaba la prestación, 96.000 más que en el trimestre anterior.
Si se trasladan los números a las familias, el panorama se ha suavizado, aunque sigue siendo desolador. El número de hogares con todos sus miembros desempleados ha descendido por primera vez en tres años. Aún así, todavía se encuentran en esta situación 1,29 millones, 156.000 más que en septiembre de 2009. En el extremo opuesto, los afortunados que tienen a todos ocupados han crecido hasta sobrepasar los 9,2 millones.
Por último, hay que tener presente que el recorte en la tasa de paro apenas ha supuesto tres décimas y que éstas se han debido a que la población activa se ha mantenido estable. Por ello, esta vez el Gobierno ha decidido adoptar una posición de extrema prudencia ante la leve mejora. De hecho, no descarta que vuelva a recuperar la barrera del 20 por 100 antes de poder decir, de forma definitiva, que por fin ha tocado techo. Sin contratos estivales ni adscritos a las obras del Plan E, queda por ver cómo se comportará el último trimestre del año. Y en esta observación hay que incluir a Gobierno y agentes sociales, que ahora tienen encima de la mesa la reforma de la negociación colectiva, considerada por un buen número de expertos como más importate que la propia reforma laboral. Entre ellos el Banco de España y su oposición a lo que denomina la "dictadura de los convenios".