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El modelo de negocio de la explotación de derechos del fútbol ha dejado algunas víctimas y pocos beneficiados, con la excepción muy reseñable de jugadores y ese vidrioso magma que siempre han sido los intermediarios. Mucho se ha hablado de la necesidad de cambiarlo, pero apenas se han dado pasos, los números no cuadran y por eso emergen de vez en cuando disputas para intentar mejorar la posición.
Estos días, además de la estrictamente deportiva, el mundo del fútbol está inmerso en otra competición: el reparto de los ingresos por derechos a partir de la temporada 2015-2016. Por ahora, la pelota está en el lado de los clubes; todavía no alcanza a disputarse el partido con las cadenas de televisión. La armonía, sin embargo, parece más difícil que antes: seis equipos de Primera, liderados por Sevilla C.F., han rechazado secundar el acuerdo alcanzado entre Real Madrid, F.C. Barcelona y el resto de miembros de la Liga Profesional (LFP). ¿Motivo? Quieren cobrar más. El presidente del club andaluz, el abogado José María del Nido, amenaza con llevar el asunto a la Comisión Nacional de Competencia (CNC), que por cierto sigue últimamente bastante de cerca los acuerdos de exclusividad suscritos por los clubs.
Según el acuerdo que objetan, Barça y Madrid se repartirían el 34 por 100 del total de los derechos de televisión, Atlético de Madrid y Valencia el 11 por 100, los otros 16 equipos de Primera el 45 por 100, los 22 de Segunda tendrían el 9 por 100 y el 1 por 100 final, calculado en unos 27 millones, iría destinado a aliviar las pérdidas económicas de los equipos que desciendan de categoría. La propuesta del Sevilla y sus partidarios es un reparto más centralizado: 40 por ciento de los ingresos repartidos por igual entre todos los clubs y el resto en función de audiencia, notoriedad, rendimiento deportivo en los últimos años, número de aficionados o lugar en la clasificación.
No deja de ser llamativo que los clubs disputen sobre porcentajes antes de abrir la negociación -decisiva- con los compradores de los derechos. A nadie se oculta que, más allá de las controversias judiciales, extrajudiciales y mediáticas entre Mediapro y Sogecable sobre la explotación comercial del fútbol, e incluso las limitaciones ya impuestas por la CNC, prima la idea de que el modelo actual es insostenible. Dicho de otro modo: las cantidades manejadas no se pueden perpetuar.
Lo que de verdad subyace son unos clubes endeudados hasta las cejas, varios de ellos al borde de la insolvencia o a punto de alcanzarla. Todo, desde la evidencia de que a menudo importa poco lo que un club ingrese: siempre gastará bastante más.
Estos días, además de la estrictamente deportiva, el mundo del fútbol está inmerso en otra competición: el reparto de los ingresos por derechos a partir de la temporada 2015-2016. Por ahora, la pelota está en el lado de los clubes; todavía no alcanza a disputarse el partido con las cadenas de televisión. La armonía, sin embargo, parece más difícil que antes: seis equipos de Primera, liderados por Sevilla C.F., han rechazado secundar el acuerdo alcanzado entre Real Madrid, F.C. Barcelona y el resto de miembros de la Liga Profesional (LFP). ¿Motivo? Quieren cobrar más. El presidente del club andaluz, el abogado José María del Nido, amenaza con llevar el asunto a la Comisión Nacional de Competencia (CNC), que por cierto sigue últimamente bastante de cerca los acuerdos de exclusividad suscritos por los clubs.
Según el acuerdo que objetan, Barça y Madrid se repartirían el 34 por 100 del total de los derechos de televisión, Atlético de Madrid y Valencia el 11 por 100, los otros 16 equipos de Primera el 45 por 100, los 22 de Segunda tendrían el 9 por 100 y el 1 por 100 final, calculado en unos 27 millones, iría destinado a aliviar las pérdidas económicas de los equipos que desciendan de categoría. La propuesta del Sevilla y sus partidarios es un reparto más centralizado: 40 por ciento de los ingresos repartidos por igual entre todos los clubs y el resto en función de audiencia, notoriedad, rendimiento deportivo en los últimos años, número de aficionados o lugar en la clasificación.
No deja de ser llamativo que los clubs disputen sobre porcentajes antes de abrir la negociación -decisiva- con los compradores de los derechos. A nadie se oculta que, más allá de las controversias judiciales, extrajudiciales y mediáticas entre Mediapro y Sogecable sobre la explotación comercial del fútbol, e incluso las limitaciones ya impuestas por la CNC, prima la idea de que el modelo actual es insostenible. Dicho de otro modo: las cantidades manejadas no se pueden perpetuar.
Lo que de verdad subyace son unos clubes endeudados hasta las cejas, varios de ellos al borde de la insolvencia o a punto de alcanzarla. Todo, desde la evidencia de que a menudo importa poco lo que un club ingrese: siempre gastará bastante más.