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El Gobierno insiste en que los impuestos españoles son "muy bajos" y que hay que buscar fórmulas para "homologarlos" a la media europea. Las exigencias de la Comisión Europea para reducir el déficit público son inapelables y el Ejecutivo cree necesarias más subidas de impuestos para hacer los deberes. No obstante, un reciente informe del Instituto Juan de Mariana llega a la conclusión que, de media, los españoles soportan una mayor carga fiscal que la media de la Unión Europea. El estudio "La falacia de los impuestos bajos en España" desmonta los argumentos empleados para justificar nuevas subidas impositivas.
El organismo apunta a que el Gobierno crea confusión en la opinión pública al emplear el índice de presión fiscal como sinónimo de fiscalidad baja, ocultando que los tipos de gravamen soportados por los españoles son tan altos, si no mayores, que los de los países con mayor presión fiscal. De hecho, si se tiene en cuenta la baja recaudación derivada del paro y de la baja productividad, los contribuyentes españoles realizan un esfuerzo desproporcionado para los servicios y prestaciones que reciben.
Entre las principales conclusiones del informe, se destaca que la presión fiscal no es un indicador válido para afirmar que el nivel impositivo es alto o bajo. La presión fiscal no es más que la relación entre la recaudación tributaria y el Producto Interior Bruto (PIB). Los defensores de nuevas subidas impositivas provocan confusión al mezclar recaudación fiscal baja (debida al elevado paro y la escasa productividad) con una inexistente baja imposición.
La realidad es que la vertiginosa caída de la actividad económica y del empleo ha hecho derrumbarse los ingresos tributarios, en especial, el IVA y el Impuesto de Sociedades, asegura el Instituto Juan de Mariana.
"Los impuestos en España no son bajos, sino similares o incluso más altos que la media europea". La carga fiscal sobre las pequeñas y medianas empresas –incluyendo los costes administrativos derivados del pago de impuestos– muestra que la tesis del Gobierno de que los españoles pagan pocos impuestos es insostenible. Ésta es muy superior a la que soportan las competidoras de los países de su entorno, teniendo una incidencia muy significativa en esta divergencia las cotizaciones sociales. Así, las cotizaciones sociales son más de 11 puntos superiores a la media de la OCDE, mientras que las tasas impositivas superan a la media en casi dos puntos porcentuales.
"Lo que necesita España no son impuestos todavía más altos, sino más empleo, más empresarios e inversores y más productividad que proporcionen alivio a la recaudación para volver cuanto antes al equilibrio presupuestario que no debió abandonarse", asegura el instituto.
El organismo apunta a que el Gobierno crea confusión en la opinión pública al emplear el índice de presión fiscal como sinónimo de fiscalidad baja, ocultando que los tipos de gravamen soportados por los españoles son tan altos, si no mayores, que los de los países con mayor presión fiscal. De hecho, si se tiene en cuenta la baja recaudación derivada del paro y de la baja productividad, los contribuyentes españoles realizan un esfuerzo desproporcionado para los servicios y prestaciones que reciben.
Entre las principales conclusiones del informe, se destaca que la presión fiscal no es un indicador válido para afirmar que el nivel impositivo es alto o bajo. La presión fiscal no es más que la relación entre la recaudación tributaria y el Producto Interior Bruto (PIB). Los defensores de nuevas subidas impositivas provocan confusión al mezclar recaudación fiscal baja (debida al elevado paro y la escasa productividad) con una inexistente baja imposición.
La realidad es que la vertiginosa caída de la actividad económica y del empleo ha hecho derrumbarse los ingresos tributarios, en especial, el IVA y el Impuesto de Sociedades, asegura el Instituto Juan de Mariana.
"Los impuestos en España no son bajos, sino similares o incluso más altos que la media europea". La carga fiscal sobre las pequeñas y medianas empresas –incluyendo los costes administrativos derivados del pago de impuestos– muestra que la tesis del Gobierno de que los españoles pagan pocos impuestos es insostenible. Ésta es muy superior a la que soportan las competidoras de los países de su entorno, teniendo una incidencia muy significativa en esta divergencia las cotizaciones sociales. Así, las cotizaciones sociales son más de 11 puntos superiores a la media de la OCDE, mientras que las tasas impositivas superan a la media en casi dos puntos porcentuales.
"Lo que necesita España no son impuestos todavía más altos, sino más empleo, más empresarios e inversores y más productividad que proporcionen alivio a la recaudación para volver cuanto antes al equilibrio presupuestario que no debió abandonarse", asegura el instituto.