Obama se siente intimidado por amenazas de Wall Street
Paul Krugman
The New York Times
NUEVA YORK.- Pasó algo raro camino a un nuevo New Deal . Hace un año lo único que debíamos temer era el temor mismo; hoy la doctrina dominante en Washington parece ser: "Tengan miedo. Mucho miedo". Centristas en el Senado trabaron los esfuerzos por rescatar la economía. Pero las evidencias sugieren que, además de enfrentar oposición política, el presidente Barack Obama y su círculo íntimo se han visto intimidados por historias lanzadas desde Wall Street para aterrorizar a la gente.
Basta ver el contraste entre lo que los asesores de Obama decían en vísperas de su asunción y lo que él mismo está diciendo ahora. En diciembre de 2008, Lawrence Summers, que pronto se convertiría en el economista de más alto rango de la administración, llamó a concretar acciones decisivas. "Muchos expertos -alertó- creen que el desempleo podría llegar al 10 por ciento para fines del año entrante." Frente a tal perspectiva, continuó: "Hacer demasiado poco representa una mayor amenaza que hacer demasiado".
Diez meses más tarde el desempleo llegó al 10,2%, lo que sugiere que, pese a sus alertas, la administración no ha hecho lo suficiente para crear empleo. Podría haberse esperado una decisión de hacer más. Pero en una reciente entrevista con Fox News el presidente Obama sonó poco seguro de sí mismo y nervioso respecto de su política económica. Habló acerca de posibles incentivos impositivos para la creación de puestos de trabajo. Pero "es importante reconocer -continuó- que si seguimos aumentando la deuda, incluso en medio de esta recuperación, en algún punto la gente podría perder confianza en la economía estadounidense, de un modo que podría conducir a una recesión de dos caídas".
La mayoría de los economistas con los que hablo creen que el mayor riesgo para la recuperación es lo inadecuado de los esfuerzos del gobierno: el estímulo fue demasiado pequeño y se desvanecerá el año que viene, mientras que el alto desempleo está socavando la confianza tanto de los consumidores como de las empresas. Para la administración Obama, por razones políticas resulta difícil imponer un segundo estímulo a gran escala. Aun así debería estar tratando de hacer llegar toda la ayuda posible a la economía. Y recuérdese que Obama tiene el púlpito: es su tarea persuadir a Estados Unidos de hacer lo que debe hacerse.
En cambio, Obama está coincidiendo con quienes dicen que no podemos crear más empleo. Y un informe en Politico.com sugiere que la reducción del déficit, y no la creación de empleo, será lo central del primer informe al Congreso del Estado de la Unión. Las preocupaciones expresadas por Obama se vuelven comprensibles si uno supone que quien le dicta sus ideas, de modo directo o indirecto, es Wall Street.
Desde que comenzó la Gran Recesión, los analistas económicos de algunas de las firmas más grandes de Wall Street (no todas) han alertado sobre que los esfuerzos por combatir la caída producirán males económicos aún peores. Dicen, a pesar de la actual capacidad del gobierno de Estados Unidos de obtener crédito a largo plazo a tasas de interés bajas, en cualquier momento los déficits fiscales llevarán a un colapso de la confianza de los inversores y las tasas se irán por las nubes.
Y es de esto último que Obama se hizo eco en la entrevista en Fox News. Se han dado saltos de las tasas de interés de largo plazo en el pasado, siendo el caso más famoso el de 1994. Pero en 1994 la economía de Estados Unidos estaba sumando 300.000 puestos de trabajo al mes y la Fed venía subiendo las tasas de corto plazo. Es difícil ver cómo podría suceder algo similar ahora, con la economía aún destruyendo empleo y la Fed que no muestra deseo alguno de elevar las tasas en cualquier momento cercano.
Un mejor modelo es el de Japón en la década de 1990, que mantuvo grandes déficits fiscales en forma persistente, pero también tuvo una economía deprimida y vio caer también las tasas de largo plazo. Es muy probable que los funcionarios se vean aterrorizados por una amenaza fantasma, amenaza que sólo existe en sus mentes. Los analistas que ahora alertan sobre el peligro de que las tasas se vayan por las nubes tienden a ser la misma gente que insistió meses antes de que comenzara la Gran Recesión en decir que la mayor amenaza que enfrentaba la economía era la inflación. Y no olvidemos que Wall Street tiene un récord no estelar en cuanto a predecir el comportamiento del mercado. Aun así, aceptemos que hay cierto riesgo de que hacer más respecto del desempleo de dos dígitos socavaría la confianza en los mercados de bonos. Este riesgo debe contrastarse con la certeza de padecimientos masivos si no hacemos más y la posibilidad del colapso de la confianza de los trabajadores comunes y las empresas.
10,2%--Desempleo en EE.UU.
Es la tasa de desocupación en la primera potencia económica mundial. Prácticamente se duplicó respecto del nivel del año pasado por la Gran Recesión.
El autor es premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Princeton
Traducción de Gabriel Zadunaisky
Paul Krugman
The New York Times
NUEVA YORK.- Pasó algo raro camino a un nuevo New Deal . Hace un año lo único que debíamos temer era el temor mismo; hoy la doctrina dominante en Washington parece ser: "Tengan miedo. Mucho miedo". Centristas en el Senado trabaron los esfuerzos por rescatar la economía. Pero las evidencias sugieren que, además de enfrentar oposición política, el presidente Barack Obama y su círculo íntimo se han visto intimidados por historias lanzadas desde Wall Street para aterrorizar a la gente.
Basta ver el contraste entre lo que los asesores de Obama decían en vísperas de su asunción y lo que él mismo está diciendo ahora. En diciembre de 2008, Lawrence Summers, que pronto se convertiría en el economista de más alto rango de la administración, llamó a concretar acciones decisivas. "Muchos expertos -alertó- creen que el desempleo podría llegar al 10 por ciento para fines del año entrante." Frente a tal perspectiva, continuó: "Hacer demasiado poco representa una mayor amenaza que hacer demasiado".
Diez meses más tarde el desempleo llegó al 10,2%, lo que sugiere que, pese a sus alertas, la administración no ha hecho lo suficiente para crear empleo. Podría haberse esperado una decisión de hacer más. Pero en una reciente entrevista con Fox News el presidente Obama sonó poco seguro de sí mismo y nervioso respecto de su política económica. Habló acerca de posibles incentivos impositivos para la creación de puestos de trabajo. Pero "es importante reconocer -continuó- que si seguimos aumentando la deuda, incluso en medio de esta recuperación, en algún punto la gente podría perder confianza en la economía estadounidense, de un modo que podría conducir a una recesión de dos caídas".
La mayoría de los economistas con los que hablo creen que el mayor riesgo para la recuperación es lo inadecuado de los esfuerzos del gobierno: el estímulo fue demasiado pequeño y se desvanecerá el año que viene, mientras que el alto desempleo está socavando la confianza tanto de los consumidores como de las empresas. Para la administración Obama, por razones políticas resulta difícil imponer un segundo estímulo a gran escala. Aun así debería estar tratando de hacer llegar toda la ayuda posible a la economía. Y recuérdese que Obama tiene el púlpito: es su tarea persuadir a Estados Unidos de hacer lo que debe hacerse.
En cambio, Obama está coincidiendo con quienes dicen que no podemos crear más empleo. Y un informe en Politico.com sugiere que la reducción del déficit, y no la creación de empleo, será lo central del primer informe al Congreso del Estado de la Unión. Las preocupaciones expresadas por Obama se vuelven comprensibles si uno supone que quien le dicta sus ideas, de modo directo o indirecto, es Wall Street.
Desde que comenzó la Gran Recesión, los analistas económicos de algunas de las firmas más grandes de Wall Street (no todas) han alertado sobre que los esfuerzos por combatir la caída producirán males económicos aún peores. Dicen, a pesar de la actual capacidad del gobierno de Estados Unidos de obtener crédito a largo plazo a tasas de interés bajas, en cualquier momento los déficits fiscales llevarán a un colapso de la confianza de los inversores y las tasas se irán por las nubes.
Y es de esto último que Obama se hizo eco en la entrevista en Fox News. Se han dado saltos de las tasas de interés de largo plazo en el pasado, siendo el caso más famoso el de 1994. Pero en 1994 la economía de Estados Unidos estaba sumando 300.000 puestos de trabajo al mes y la Fed venía subiendo las tasas de corto plazo. Es difícil ver cómo podría suceder algo similar ahora, con la economía aún destruyendo empleo y la Fed que no muestra deseo alguno de elevar las tasas en cualquier momento cercano.
Un mejor modelo es el de Japón en la década de 1990, que mantuvo grandes déficits fiscales en forma persistente, pero también tuvo una economía deprimida y vio caer también las tasas de largo plazo. Es muy probable que los funcionarios se vean aterrorizados por una amenaza fantasma, amenaza que sólo existe en sus mentes. Los analistas que ahora alertan sobre el peligro de que las tasas se vayan por las nubes tienden a ser la misma gente que insistió meses antes de que comenzara la Gran Recesión en decir que la mayor amenaza que enfrentaba la economía era la inflación. Y no olvidemos que Wall Street tiene un récord no estelar en cuanto a predecir el comportamiento del mercado. Aun así, aceptemos que hay cierto riesgo de que hacer más respecto del desempleo de dos dígitos socavaría la confianza en los mercados de bonos. Este riesgo debe contrastarse con la certeza de padecimientos masivos si no hacemos más y la posibilidad del colapso de la confianza de los trabajadores comunes y las empresas.
10,2%--Desempleo en EE.UU.
Es la tasa de desocupación en la primera potencia económica mundial. Prácticamente se duplicó respecto del nivel del año pasado por la Gran Recesión.
El autor es premio Nobel de Economía y profesor de la Universidad de Princeton
Traducción de Gabriel Zadunaisky