droblo
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Invertir es como tener una novia: te interesa saber todo de ella, en cada cita valoras si la tendencia de la relación va a mejor, al haber confianza una metedura de pata puede ser disculpable, el beneficio final es una incógnita pero mientras la cosa vaya bien, no hay ganas de romper.
Sin embargo hacer trading es como tener una cita con una desconocida buscando sexo: saber cómo quiere llamar a sus hijos puede estropear la situación, el exceso de información no es bueno, básicamente se necesita saber si durante el encuentro se va a obtener el beneficio buscado y para ello sobra con saber si la hora, el sitio y la conversación son adecuados. Cualquier fallo puede estropear el objetivo, hay que estar muy atento y si se puede obtener éste en el menor tiempo posible, mejor. Una vez que se ha conseguido lo que se buscaba, no tiene sentido continuar y si se comprende que no se va a conseguir, lo mejor es retirarse y buscar otra cita distinta.
Como vemos, las diferencias son sustanciales. Sin embargo, cuando nos jugamos el dinero en los mercados muchas veces mezclamos tomando lo más negativo de cada situación: compramos algo pensando en venderlo ganando X dinero sin tener en cuenta los factores de esa inversión en el corto plazo y apoyándonos en opiniones de medio y largo plazo, muchas veces en lugar de cortar las pérdidas al darnos cuenta que nos ha salido mal, insistimos en lo mismo arriesgando más dinero y convertimos lo que pensábamos que iba a ser un “mete-saca” en un auténtico noviazgo.
Por supuesto, al revés también pasa: estudiamos un valor, la tendencia del mercado, el análisis técnico y fundamental, hasta la estacionalidad favorable pensando en hacer una inversión de largo plazo y si en poco tiempo obtenemos un gran beneficio, deshacemos la posición vendiendo demasiado pronto y convirtiendo a la posible relación de nuestra vida en una cita más.
Y es que es cierto que tan importante como saber cuando comprar es saber cuando vender, y lo correcto es usar los stops o límites…si limitamos la pérdida es un stop-loss y si limitamos el beneficio es un stop-profit. Son utilísimos, el primero nos permite no empecinarnos en una mala posición y nos da libertad de disponer del dinero para volver a invertir y el segundo, mantener una posición si la tendencia va a nuestro favor pero asegurando que al menos un beneficio seguro habrá.
Eso sí, soy coneciente de que, como dijo Tolstoi, “Es más fácil escribir diez volúmenes de principios filosóficos que poner en práctica uno solo de sus principios.”
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Sin embargo hacer trading es como tener una cita con una desconocida buscando sexo: saber cómo quiere llamar a sus hijos puede estropear la situación, el exceso de información no es bueno, básicamente se necesita saber si durante el encuentro se va a obtener el beneficio buscado y para ello sobra con saber si la hora, el sitio y la conversación son adecuados. Cualquier fallo puede estropear el objetivo, hay que estar muy atento y si se puede obtener éste en el menor tiempo posible, mejor. Una vez que se ha conseguido lo que se buscaba, no tiene sentido continuar y si se comprende que no se va a conseguir, lo mejor es retirarse y buscar otra cita distinta.
Como vemos, las diferencias son sustanciales. Sin embargo, cuando nos jugamos el dinero en los mercados muchas veces mezclamos tomando lo más negativo de cada situación: compramos algo pensando en venderlo ganando X dinero sin tener en cuenta los factores de esa inversión en el corto plazo y apoyándonos en opiniones de medio y largo plazo, muchas veces en lugar de cortar las pérdidas al darnos cuenta que nos ha salido mal, insistimos en lo mismo arriesgando más dinero y convertimos lo que pensábamos que iba a ser un “mete-saca” en un auténtico noviazgo.
Por supuesto, al revés también pasa: estudiamos un valor, la tendencia del mercado, el análisis técnico y fundamental, hasta la estacionalidad favorable pensando en hacer una inversión de largo plazo y si en poco tiempo obtenemos un gran beneficio, deshacemos la posición vendiendo demasiado pronto y convirtiendo a la posible relación de nuestra vida en una cita más.
Y es que es cierto que tan importante como saber cuando comprar es saber cuando vender, y lo correcto es usar los stops o límites…si limitamos la pérdida es un stop-loss y si limitamos el beneficio es un stop-profit. Son utilísimos, el primero nos permite no empecinarnos en una mala posición y nos da libertad de disponer del dinero para volver a invertir y el segundo, mantener una posición si la tendencia va a nuestro favor pero asegurando que al menos un beneficio seguro habrá.
Eso sí, soy coneciente de que, como dijo Tolstoi, “Es más fácil escribir diez volúmenes de principios filosóficos que poner en práctica uno solo de sus principios.”
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