Las cajas no están peor que los bancos pero pueden estarlo

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Esta es la opinión de los catedráticas de la UAM Bergés y Valero. Resumo un artículo más extenso publicado aquí:
http://www.elpais.com/articulo/empresas/sectores/Bancos/cajas/debate/permanente/elpepueconeg/20100321elpnegemp_5/Tes

En España, los bancos y las cajas de ahorros se reparten en torno al 90% del negocio de intermediación financiera prácticamente a partes iguales. Un equilibrio similar no se da prácticamente en ningún otro país de nuestro entorno inmediato, en los que suelen predominar los bancos.

Las cajas de ahorros tienen algo más de peso inmobiliario en su cartera crediticia que los bancos (20% las cajas, versus 16% los bancos), pero éstos tienen mucho mayor peso en dos categorías de crédito (consumo y pymes), cuya tasa de morosidad ha comenzado a repuntar recientemente de forma mucho más rápida que la del sector inmobiliario, y se espera que lo haga con mayor intensidad en próximos meses.

Por otra parte, además de la morosidad, se debe considerar la "severidad", es decir, la pérdida efectiva (neta de recuperaciones) en caso de impago, y sobre la cual existe abrumadora evidencia (el Fondo Monetario Internacional así lo reconoce) de que es mucho más intensa en las dos categorías en las que la banca está más expuesta. Si se consideran ambos efectos, exposición y severidad, cabe estimar que las pérdidas esperadas son muy similares en bancos y cajas de forma agregada; eso sí, con gran heterogeneidad dentro de cada sector.

El segundo elemento de polémica hace referencia a lo que popularmente se denomina "grifo del crédito". Como antes, las cifras son el mejor aliado para el debate: en 2009, el saldo vivo de crédito de bancos y cajas cayó en España en torno al 1% (20.000 millones de euros), un comportamiento bastante similar al observado en otros países europeos. Los primeros redujeron en algo más de 13.000 millones su crédito vivo, frente a una caída de 7.000 en las cajas, cuando ambos sectores tienen un saldo vivo de crédito prácticamente similar. No puede decirse, por tanto, que las cajas hayan echado el cierre del "grifo crediticio" por estar financieramente mal o por su tardanza en sanearse o reestructurarse.

Aunque la evidencia anterior pone de manifiesto que la posición financiera agregada de las cajas no es peor que la de los bancos, sí debemos recalcar la necesidad de adecuar su modelo jurídico y empresarial, tanto para mejorar su gobernanza como especialmente su capitalización.

Las cajas no necesitan más capital porque les falte ahora: dentro de la heterogeneidad sectorial, el conjunto de las cajas tiene una solvencia algo superior al conjunto de la banca. El problema reside en que los nuevos estándares de regulación (el proceso denominado Basilea 3, actualmente en curso) van a ser mucho más estrictos con los recursos propios exigidos, sobre todo con los más básicos (capital y reservas), cuyo nivel mínimo exigible puede situarse en el entorno del 8% a partir de 2012

El único instrumento actualmente disponible en las cajas para captar "capital básico" en el mercado, como son las cuotas participativas, debe incorporar derechos políticos (no es de recibo que un depositante tenga, de forma indirecta, derechos políticos y no los tenga un cuotapartícipe, que se juega mucho más); también sería aconsejable eliminar las restricciones existentes en cuanto al monto total a emitir y a lo que puede ser suscrito por un solo inversor. Es decir, las cajas deberían tener una capacidad de captar capital similar a los bancos.

Sin dichas modificaciones, difícilmente las cuotas podrán ser atractivas para los inversores, condición básica para servir como instrumento recurrente de aportación de capital, que realmente se necesita mucho más que el FROB, como fundamento de la supervivencia de las entidades a medio y largo plazo.
 
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