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Luisiana, EE.UU. (AP) -- Los científicos que estudian el pozo petrolífero abierto en el Golfo de México dijeron el jueves que éste derrama entre dos y cinco veces más de lo que se había calculado, lo que convertiría el desastre en el peor de la historia de Estados Unidos.
El enojo por el derrame apunta a Washington, donde la directora de la agencia del gobierno que supervisa las perforaciones submarinas renunció el jueves y el presidente Barack Obama reaccionó con el anuncio de varias medidas para enfrentar la catástrofe.
La directora del Servicio Geológico de Estados Unidos Marcia McNutt, que conduce el equipo científico encargado de medir el derrame, dijo que dos grupos de investigadores que usaron métodos distintos establecieron que el pozo deja escapar al menos 1,9 millones de litros (504.000 galones) de crudo por día. Aclaró que los resultados son preliminares.
Uno de los equipos determinó que el pozo podría estar perdiendo hasta 3 millones de litros (798.000 galones) diarios y el otro grupo dijo que la cifra sería de cerca de 3,8 millones de litros (un millón de galones). El desastre del buque Exxon Valdez en Alaska en 1989 derramó 41 millones de litros (11 millones de galones).
Desde que la plataforma de prospección Deepwater Horizon explotó el 20 de abril en aguas cercanas a Luisiana, la empresa BP y la Guardia Costera dijeron que la perforación dejaba escapar unos 800.000 litros (210.000 galones) por día.
En tanto, los ingenieros de BP reportaron que su nuevo intento de detener el derrame al inyectar lodo pesado para tratar de tapar el pozo avanza sin problemas. Recién la noche del jueves sabrán si esto funciona, si se detecta que el crudo deja de subir a la superficie.
"La falta de noticias es una buena noticia", dijo el almirante de la Guardia Costera, Thad Allen, quien supervisa la operación. "Es cuestión de esperar y ver, hasta el momento no hay nada desfavorable".
Los ejecutivos de la petrolera informaron el miércoles por la noche que hasta ese momento no había complicaciones, pero el director ejecutivo de BP, Tony Hayward, dijo que los ingenieros no sabrán si la última estrategia está funcionando hasta horas antes de terminar el jueves.
Si el riesgoso procedimiento detiene el derrame, BP inyectará cemento en el pozo para sellarlo. La maniobra se ha realizado en tierra con éxito, pero nunca se ha intentado a 1.500 metros (5.000 pies) bajo el agua.
Según la petrolera, el procedimiento de tapado conocido en inglés como "top kill" (corte superior) tiene entre 60 y 70% de posibilidades de funcionar.
"Estamos haciendo todo lo posible por cerrarlo y de hecho estamos llevando a cabo este 'corte superior' de la forma más eficiente y efectiva que podemos", dijo el director de operaciones de BP, Doug Suttles.
Ante las encuestas que muestran una población descontenta con la respuesta del gobierno, Obama intentó tranquilizar a los estadounidenses. Anunció que la suspensión en la entrega de permisos de perforación se alargará a seis meses y que por ahora quedaba detenida la exploración en el Golfo de México y cerca de las costas de Alaska y Virginia.
Quienes critican al gobierno no se dan cuenta de que "ésta ha sido nuestra prioridad más alta", dijo, aunque reconoció que "la gente va a seguir exasperada hasta que (el derrame) se detenga".
Pescadores, propietarios de hoteles y restaurantes, políticos y residentes a lo largo de la costa están cansados de los intentos fallidos de BP de detener el derrame, que cubre de crudo los pantanos de Luisiana y afecta la flora y la fauna de la zona.
La impotencia de los residentes se ha volcado hacia el presidente estadounidense Barack Obama y su gobierno. Encuestas han indicado que el público desaprueba su manejo de la catástrofe.
Sarah Rigaud, propietaria del restaurante Sarah's, estaba nerviosa y cansada a causa del derrame.
"Tengo ataques de ansiedad", dijo. "Todos los días rezo para que algo pase, para que lo detengan y todos podamos volver a la normalidad".
El enojo por el derrame apunta a Washington, donde la directora de la agencia del gobierno que supervisa las perforaciones submarinas renunció el jueves y el presidente Barack Obama reaccionó con el anuncio de varias medidas para enfrentar la catástrofe.
La directora del Servicio Geológico de Estados Unidos Marcia McNutt, que conduce el equipo científico encargado de medir el derrame, dijo que dos grupos de investigadores que usaron métodos distintos establecieron que el pozo deja escapar al menos 1,9 millones de litros (504.000 galones) de crudo por día. Aclaró que los resultados son preliminares.
Uno de los equipos determinó que el pozo podría estar perdiendo hasta 3 millones de litros (798.000 galones) diarios y el otro grupo dijo que la cifra sería de cerca de 3,8 millones de litros (un millón de galones). El desastre del buque Exxon Valdez en Alaska en 1989 derramó 41 millones de litros (11 millones de galones).
Desde que la plataforma de prospección Deepwater Horizon explotó el 20 de abril en aguas cercanas a Luisiana, la empresa BP y la Guardia Costera dijeron que la perforación dejaba escapar unos 800.000 litros (210.000 galones) por día.
En tanto, los ingenieros de BP reportaron que su nuevo intento de detener el derrame al inyectar lodo pesado para tratar de tapar el pozo avanza sin problemas. Recién la noche del jueves sabrán si esto funciona, si se detecta que el crudo deja de subir a la superficie.
"La falta de noticias es una buena noticia", dijo el almirante de la Guardia Costera, Thad Allen, quien supervisa la operación. "Es cuestión de esperar y ver, hasta el momento no hay nada desfavorable".
Los ejecutivos de la petrolera informaron el miércoles por la noche que hasta ese momento no había complicaciones, pero el director ejecutivo de BP, Tony Hayward, dijo que los ingenieros no sabrán si la última estrategia está funcionando hasta horas antes de terminar el jueves.
Si el riesgoso procedimiento detiene el derrame, BP inyectará cemento en el pozo para sellarlo. La maniobra se ha realizado en tierra con éxito, pero nunca se ha intentado a 1.500 metros (5.000 pies) bajo el agua.
Según la petrolera, el procedimiento de tapado conocido en inglés como "top kill" (corte superior) tiene entre 60 y 70% de posibilidades de funcionar.
"Estamos haciendo todo lo posible por cerrarlo y de hecho estamos llevando a cabo este 'corte superior' de la forma más eficiente y efectiva que podemos", dijo el director de operaciones de BP, Doug Suttles.
Ante las encuestas que muestran una población descontenta con la respuesta del gobierno, Obama intentó tranquilizar a los estadounidenses. Anunció que la suspensión en la entrega de permisos de perforación se alargará a seis meses y que por ahora quedaba detenida la exploración en el Golfo de México y cerca de las costas de Alaska y Virginia.
Quienes critican al gobierno no se dan cuenta de que "ésta ha sido nuestra prioridad más alta", dijo, aunque reconoció que "la gente va a seguir exasperada hasta que (el derrame) se detenga".
Pescadores, propietarios de hoteles y restaurantes, políticos y residentes a lo largo de la costa están cansados de los intentos fallidos de BP de detener el derrame, que cubre de crudo los pantanos de Luisiana y afecta la flora y la fauna de la zona.
La impotencia de los residentes se ha volcado hacia el presidente estadounidense Barack Obama y su gobierno. Encuestas han indicado que el público desaprueba su manejo de la catástrofe.
Sarah Rigaud, propietaria del restaurante Sarah's, estaba nerviosa y cansada a causa del derrame.
"Tengo ataques de ansiedad", dijo. "Todos los días rezo para que algo pase, para que lo detengan y todos podamos volver a la normalidad".