¿Conseguira el Mundial Meterle un gol al Hambre?
Tarjeta amarilla
En el país de Nelson Mandela, el contra-Apartheid es política de Estado. Desde 1994 se aplica la denominada discriminación positiva, que tiende a favorecer a la población de color en la selección de trabajos y postulaciones universitarias. Además, la ley favorece ampliamente a los negros y mujeres, quienes para el gobierno constituyen el grupo más desposeído de la población.
Renaldo Gouws (26), sudafricano de ascendencia europea y conocido por su sitio web en que critica al gobierno, se queja de que el ANC ha perjudicado a la población blanca. Las leyes laborales exigen que de los trabajos disponibles, el 80% sean destinados a la población negra. Lo mismo ocurre en la selección universitaria: “Para entrar a la universidad, hay cupos limitados para alumnos blancos, ya que la preferencia la tienen los estudiantes negros. Si yo me presento con una puntuación del 80% y un negro lo hace con 60%, él tiene la preferencia por ser negro”, afirma.
Si bien estas leyes surgieron como medidas para aplacar las diferencias sociales producto del Apartheid, Gouws señala que no hay justificación para seguir implementándolas en estos tiempos. “La generación joven sudafricana está pagando por un crimen que no cometió. Los blancos estamos pagando por los crímenes de nuestros antecesores. No saben cómo lamento nuestro pasado, pero ya llevamos 15 años en democracia. Y si este gobierno persiste en basar su política en el color de piel y no en la capacidad de su gente, tal como sucedía durante el Apartheid, este país está podrido”.
Un estudio de la ONU publicado en 2002 afirma que el 1,5% del total de la población blanca vivía bajo la línea de la pobreza en 1995. Siete años después, la cifra ascendió a un 6,9%. Unos 700.000 de ellos no tiene dinero para pagar una vivienda, mientras el desempleo entre los blancos aumentó en un 106% entre 1997 y 2002, de acuerdo a cifras manejadas por el sindicato y movimiento social Solidarity, de población blanca. Este grupo representa el 9.2% de la población total en África.
Al mismo tiempo, la población negra ha generado una casta llamada los Diamantes negros, un grupo de altos ingresos. Este sector está conformado por cerca de dos millones de personas, sin embargo, más allá de la mejoría que han tenido los ciudadanos negros en sus economías, el país sigue muy lejos de derrotar el flagelo de la pobreza. El 60% de la población negra aún se encuentra bajo la línea de la pobreza.
El off-side del crimen y el SIDA
Pese al enorme crecimiento económico que ha tenido Sudáfrica después del Apartheid, reduciendo el déficit presupuestario de un 9.5% a un 3% en los últimos 10 años y dando vivienda, educación y salud a miles de sudafricanos, aún el 50% de la población se encuentra bajo la línea de la pobreza. Su crecimiento, que a principios de siglo prometía ser de un 6% anual, se ha estancado en un lento 2.9%, lo que ha llevado a modificar sus estimaciones económicas.
Además, durante los dos últimos gobiernos, han surgido monopolios que agravan aún más la situación económica y social. Telkom, compañía parcialmente estatal, controla la totalidad del mercado de las telecomunicaciones, estableciendo precios a su antojo, provocando que sólo aquellos con mejor situación económica puedan costear un teléfono o internet. En cuanto a la energía, la compañía estatal Eskom controla el 95% del mercado sudafricano. Un ejemplo de este monopolio se dio el año 2007. Tras la negativa del gobierno de prestar dinero a Eskom para construir nuevas centrales hidroeléctricas, la empresa respondió con apagones programados, lo que acarreó millonarias pérdidas económicas, desempleo y bajas en el crecimiento económico anual.
Sin embargo, el fallido crecimiento acelerado que prometía esta nación no es su más grave problema. El crimen y el SIDA son los verdaderos cánceres contra los que lucha el gobierno. Un informe de la ONU arrojó que 74 de cada 100 mil habitantes es víctima de un asesinato. Además, asegura que el país ocupa el segundo lugar en el mundo en el ranking de asaltos, cuarto lugar en el robo con sorpresa y sexto en robo de vehículos. Por si esto fuera poco, cada 26 segundos una mujer es violada y sólo el 7% de estos casos termina en una condena, de acuerdo a Powa, una ONG especializada en violencia de género.
El otro problema, el SIDA, no se queda atrás. Estimaciones realizadas en 2009 por Human Sciences Research Council (HSRC), indican que 5,5 millones de sudafricanos están contagiados con el VIH, es decir cerca del 10% de la población. Sudáfrica es uno de los cuatro países con la mayor tasa de seropositivos en el mundo. En el 2007, fallecieron alrededor de 350.000 enfermos a causa del virus, según Naciones Unidas. Además, cifras oficiales indicaron que en 2006, un 30% de las mujeres embarazadas se encontraban contagiadas del VIH. Sólo en 2007 el gobierno anunció medidas para combatir la epidemia, tras casi una década en que el presidente Thabo Mbeki manifestaba su escepticismo hacia la existencia misma de la enfermedad. Incluso, en 2006, la entonces Ministra de Salud llegó a señalar la insólita medida de que para curar la enfermedad se requería una dieta de “ajo, aceite de oliva y limón”.
La migración de talentos
Uno de los efectos más desalentadores atribuibles a la discriminación positiva y a los altos índices de criminalidad, es que los euro-sudafricanos están abandonando el país. Las cifras que estiman el éxodo de la población blanca desde que terminó el Apartheid, oscilan entre uno y 1,6 millón de personas. Si consideramos que este segmento obedece a la clase de mayor poder adquisitivo y mejor formación profesional, lo que está ocurriendo en el país más próspero de África es una “fuga de cerebros”.
Muchos de ellos no ven esperanza en Sudáfrica, se les discrimina laboralmente por su color de piel, temen por sus vidas. Además, países como Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Canadá y los Estados Unidos, ofrecen programas de reclutamiento laboral, con las ventajas comparativas que conlleva una vida en países del primer mundo. Según la Oficina de Estadísticas de Sudáfrica, un 25% de los profesionales del país, desde 1994 a la fecha, han emigrado a los EE.UU.
Los ingenieros, médicos, enfermeras y contadores son cada vez más escasos. En febrero, Barbara Hogan, ministra de Salud, dijo que los médicos de Sudáfrica estaban siendo “constantemente cazados por países como Canadá, Australia y EE.UU., entre los destinos más populares para los ricos emigrados blancos”. El éxodo de médicos altamente calificados es un problema especialmente grave si se considera la alta tasa de enfermos de SIDA.
Con la llegada de un millón de turistas en junio de 2010. ¿Alcanzará la electricidad para hoteles, estadios, recintos turísticos, transporte? ¿Podrán los turistas caminar tranquilos por Johannesburgo, sin temor a ser asaltados?
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