EEUU debt ¿peor que Grecia? – Opinión

Johngo

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Alertan que la deuda pública de Estados Unidos está en peores condiciones que la de Grecia

Contabilizan la deuda declarada más la “deuda implícita”, que incluye compromisos contraídos por los gobiernos en el largo plazo y que no figuran en la contabilidad pública. Se trata principalmente de los gastos que va a demandar el sistema de seguridad social

Martín Burbridge

“El fantasma del default griego continúa afectando a los mercados financieros internacionales. El rendimiento de los títulos públicos griegos de largo plazo se mantiene en unos 700 puntos básicos por encima de los Bonos del Tesoro estadounidense. La conclusión es que EE.UU. está en mejor situación fiscal que Grecia. Nada más alejado de la realidad”.

De esta manera categórica comienza el artículo que publicó recientemente en el Financial Times Laurence Kotlikoff, economista de la Universidad de Boston, alertando de una situación que escapa a la mayoría de los analistas.

La deuda pública de EE.UU. es un lastre más pesado que la deuda griega, la cual desde hace varios meses camina por la cornisa del default.

La explicación de lo que a primera vista parecería un sinsentido, visto y considerando la sobretasa que tienen que pagar los bonos griegos por encima de sus homólogos estadounidenses, se encuentra en lo que un equipo de economistas de la Universidad de Friburgo, Alemania, bautizó como “deuda explícita” y “deuda implícita”. La deuda explícita corresponde a la deuda pública declarada por cada gobierno y que figura en la contabilidad nacional. Mientras que la deuda implícita abarca a los compromisos contraídos por los gobiernos en el largo plazo y que nunca son contabilizados con la parte explícita (en su mayor parte corresponden a pagos futuros destinados al sistema de seguridad social).

Esta medición tiene en cuenta el valor presente de todos los compromisos financieros y de los ingresos esperados futuros. Lo que Kotlikoff da en llamar la “brecha fiscal”.

“La comparación fiscal de los países desarrollados se hace a menudo sobre indicadores anuales tales como los criterios de Maastricht respecto del déficit y el ratio de deuda. Pero el déficit anual y la deuda pública sólo representan una foto del presupuesto en curso y dados los cambios demográficos que enfrenta cada país en las próximas décadas, la evaluación de esta sustentabilidad requiere de una análisis del impacto en la políticas fiscales en el largo plazo”, afirma el estudio de los economistas de Friburgo (“Ehrbare Staaten? Die Ergebnisse der Generationenbilanzierung im internationalen Vergleich”; “¿Estados honestos? Resultados de la contabilidad generacional en una comparación internacional”).

Para Kotlikoff, sostener que la deuda pública griega alcanza el 120% del PIB, el doble de la de EE.UU., dice poco de la situación fiscal de cada país. “Los economistas llaman a esto el ‘problema del etiquetado’, porque los gobiernos pueden registrar los ingresos y los gastos de la manera que se les ocurra”, sostuvo el economista de Boston.

De esta manera, Chile logró “esconder” parte de su gran déficit fiscal de los años ’80 mediante la reforma del sistema previsional (que luego fue empleado como modelo para la reforma argentina que creó las AFJP). Y, según el economista, lo mismo hizo la Argentina al nacionalizar las jubilaciones privadas, quedándose el Estado con los recursos de las AFJP y dejando fuera de los libros contables sus obligaciones futuras. “Así, la Argentina vendió pagarés a cambio de recibir en ese momento dinero en efectivo”, indicó Kotlikoff.

Pero para el especialista, el gran campeón en materia de contabilidad creativa es el gobierno de EE.UU., que desde hace medio siglo viene vendiendo pagarés no oficiales por sumas que alcanzan decenas de billones de dólares a cuenta de obligaciones futuras en el sistema de seguridad social, monto que representa hasta 40 veces la deuda pública oficial.

“Cada dólar que el gobierno de EE.UU. gasta o recibe puede ser registrado de tantas maneras distintas que uno casi puede presentar el nivel de endeudamiento oficial que más le guste. Esta es la razón por la cual utilizar la deuda pública para medir la sustentabilidad de las finanzas de un país (como lo hizo el G-20) equivale a manejar un auto en Los Angeles con un mapa de Nueva York”, disparó Kotlikoff.

Para los economistas alemanes, se plantea la necesidad de una evaluación a largo plazo de la política fiscal, que evite estas inconsistencias futuras. De esta forma, si se mide con el criterio de deudas explícitas e implícitas, el déficit fiscal griego equivale al 11,5% del PIB (tomando en cuenta el ajuste ya anunciado por su gobierno), mientras que el de EE.UU. alcanza al 12,2% del PIB, según las proyecciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO).

Esto significa que para sanear las cuentas públicas estadounidenses, haría falta ajustar el gasto un 12,2% cada año, lo que es un esfuerzo muy grande en materia fiscal.

Sin embargo, la CBO ya había tomado como hipótesis de trabajo un ajuste fiscal anual del 7,2% entre 2010 y 2020, inferior a las recientes proyecciones, por lo que el panorama luce sombrío en materia de cuentas públicas. En definitiva, lo que los economistas proponen con este nuevo enfoque es el de encarar políticas de planeamiento fiscal que sean pensadas para el futuro lejano y no como parches de corto plazo.

Muchos especialistas difieren de la visión apocalíptica de Kotlikoff y del equipo de Friburgo, al considerar que difícilmente EE.UU. siga el camino de Grecia (en caso de default), por el tamaño de su economía, por contar con una moneda propia y por el prestigio que todavía conserva el dólar en el mundo. Se asemeja bastante a una mentalidad del tipo “too big to fail” (demasiado grande para caer) que tan bien le sentaba al banco Lehman Brothers hasta que tuvo que anunciar su quiebra.

Fuente: El Cronista
 
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